lunes, 7 de febrero de 2011

Mi amigo es el enemigo más cercano

(O cuándo haremos memoria histórica de la amistad.

Quinientos años sin pensarnos como nosotros es demasiado)



Carlos Javier Mendoza, Angel David Mendoza, Matilde Mendoza, José Miguel Mendoza, Juan Manuel y Livia Lucero Mendoza, Freddy Mendoza, Ramón Mendoza, Marlene Rodríguez, Luis Cedeño, Grenchy Martínez, Mariana Martínez, Juan Carlos y Moisés Ascención, Juan Fernández (Macuro), Antonio Ayaro, Argemiro Palencia, la gente de Tiuna el Fuerte que estuvo en El Cogollo (por no saber todos los nombres), Armando Rodríguez, Ruth Sánchez, Maribel Matute, Adriana Sánchez, Marcos Matute, Belkis Corso, Luis Ignacho Tapia, Yelitza Machado, Carlos Angulo, Ignacio Padrón, Gino González, César Leal, Napoleón Barreto, Alexander Narvaez, Ramón Carpio, Rafael Suárez, José Roberto Duque, Roosevelt Prado, Juancho Tapia, Gustavo Borges Revilla, Heizel Patiño, Andy Franco, Jorney Madriz, Miguel Angel Rojas, Julia Mendez, Rodolfo Sarmiento, Douglas Salas, Pompilio Santeliz, Aguasalá, Raúl Brito, Edree Pineda, Juan Pérez, Liz Sandoval, Iskanawayu y Jaime Sandoval, Dulce Rumbos, Denis Rumbos, Minerva Rumbos, Rolando Chacín, Braulio Y Neida Boada, Violeta Moreno, Ricardo Arias (Negrín), Elina Tineo, Carlos León, Marcos Cordero, Maroa Reyes, José Manuel Armas, Maritza Sánchez, Vilma García, Alberto Valderrama, Magaly Castro, Pedro y Beltrán Ballesteros, Caribay Barreto, Luis García, Pierre Gorrin, Laura, Elizabeth, Felix de la Cruz Millán, José y Yormary Bolívar, René Barco, Asdrúbal Medina, Yamelys Gómez, David Arráez, Diego Sequera, Daniel, Dulce, César y Carmen Rojas, Eli Bravo, Nereida Ferrer, Anibal Tobón, Yadira Ferrer, Helis Briceño, Félix Caraballo, Evaristo Pino, Rafael Echeverría, Jarvis Rojas, Gabriel Gil, Joel Pineda, Frai Silvera, David Sánchez, Braulio Alvarez, Lalo, Victor, Carlos, y Francisco Moreno, Rocío e hij@s, Edgardo Peña, Salvatore, Yonson y Gerson, Jorge Delgado, Juan Pablo Rodríguez, Mireya Rodríguez, Omar Pérez, Eduardo Piñero, José Mendoza, Luis de la Cruz, Elizabeth Campos, Lorena Villegas, Carolina Saavedra, Mirna Sojo, Maryann Hanson, José Antonio Negrín, Maritza León, Osmar Romero, Asdrubal Rivero, Enrique Irigoyen, César y Enrique Cordero, José Villegas, Mota, Joel Millán (el magnífico), María de los Angeles, Yanair.

No todas las personas nombradas en este libro están de acuerdo con estos escritos, pero sí participaron en estas conversas y su aporte es tan importante como los aportes de quienes participaron y están de acuerdo. Este libro no sería posible sin alguno de ellos)

Ediciones El Cayapo

Título: Mi amigo es el enemigo más cercano o cuándo es que haremos memoria histórica de la amistad
(quinientos años de no pensarnos como nosotros es demasiado)

Autor: Colectivo

Editorial: Ediciones El Cayapo.
Correo electrónico: rmon_mendoza@yahoo.es

Registro legal: Sin Deposito de ley

Diagramación: Gustavo Borges Revilla, Ramón Mendoza

Grabación: Adriana Sanchez, Juan Manuel Mendoza,
Marcos Cordero, Maroa Reyes

Transcripción: Adriana Sanchez

Corrección y aportes fuera de conversas: Yadira Ferrer, Anibal Tobón, José Roberto Duque, Luís Cedeño, Juan Manuel Mendoza

Impresión: Asdrúbal Medina

Diseño: Gustavo Borges, Ramón Mendoza

Ilustración de portada: Ramón Mendoza

Coordinación de Guillotinado, compaginado y pegado:
Asdrúbal Medina, Yamelys Gómez



Primera Edición

Financiamiento: Juan Manuel Mendoza, Marcos Cordero, Maroa Reyes, Rafael Suárez, Ramón Mendoza

Aporte en fuerza de trabajo y parranda: Todo el equipo que participó en las conversas.


Impreso en la República Bolivariana de Venezuela
(en pleno proceso revolucionario, donde construiremos el socialismo sin empresarios ni obreros)


Se permite la reproducción parcial o total de este libro sin la autorización de nadie.
Derecho reservado única y exclusivamente a quien quiera usarlo

Dedicatoria

A todos los que puedan perder la esperanza porque tendrán la certeza de que no entrarán al reino de los cielos ni a su complemento el infierno, pero tampoco los cuidará un robot en el disfrute de la ociosa felicidad.

A todos los muertos del capitalismo, a todos los muertos de dogmas e ideologías, a ti y a mi, los que debemos separarnos del capitalismo para poder andar juntos.

En lo cercano a todo lo que huela a Cayapo, Ignorares y Hip Hop para enterrar la cultura capitalista.
Por último a los amigos
que son el enemigo más cercano.

Aclaratoria (y advertencia)

Antes de ser escrito, este libro fue hablado, conversado, discutido. Es decir, no es esa clase de libros tradicionales que pasaban directo de la mente enferma de un autor enfermo (de individualismo) al papel. Nada de eso: este libro pasó por varias mentes enfermas, de allí a varias lenguas viperinas, luego a un grabador digital, más tarde a una computadora, posteriormente a un asunto misterioso llamado fotolito y luego al papel. Pero ahorrémonos unos cuantos pasos y concretemos para ir a la verdad de la gestación de estos materiales: buena parte de ellos fue producto de discusiones y conversas, al borde o en el centro de parrandas y reuniones, y al final convertido en libro. Digamos que es un libro hablado y conversado, y que el trabajo editor de Ramón Mendoza, Adriana Sánchez, Matilde Mendoza, José Roberto Duque, Yadira Ferrer, Anibal Tobón, Juan M. Mendoza, Marcos Cordero, Rafael Suarez, Gustavo Borges Revilla, Maroa reyes y Luis Cedeño le ha dado forma de libro convencional.

Respecto al título de esta especie de introducción, la advertencia tiene que ver con la forma, y la aclaratoria con el fondo. Advertencia: en vista de que muchos de estos trabajos provienen directo de la oralidad es natural que le hagan honor y concesiones al ritmo oral, al lenguaje oral, a los códigos orales de la conversa, el contrapunteo y el mano-a-mano. Usted se perderá aquí una parte importante de ese sabroso discurseo oral y presencial, compuesto de muchos gestos, muchas sensaciones, interrupciones, giros, alzadas de voz, miradas y señas, mentadas de madre y tal. Pero aquí atrapará usted la otra parte esencial de la conversa, que es el sentido de la palabra, la idea resumida y despojada de comentarios al margen y cortes comerciales. Puede que de pronto le parezca que hay unas comas que deberían ir, que hay un punto y seguido que no está, unas pausas y unas velocidades que no le cuadran COMO LECTOR. Cuando lleguen esos párrafos, no los lea: escúchelos. Entrómpelos como oyente y no como lector; este es, en muchos de sus pasajes, un libro para ser oído. Así que párele un poco menos a la ortografía y a las reglas de la sintaxis y toda esa mariquera academicista y seudosabia, relájese y comprenda que este libro está escrito en un idioma remotamente parecido al que trajeron para acá los europeos hace 500 años, pero que hoy no es exactamente “eso”. Esto no es castellano: es lengua de gentes en exploración de sus rebeldías.

Y la aclaratoria: la otra mitad “legible” de este libro es un compendio de artículos, reflexiones, propuestas, construcciones y provocaciones de El Cayapo, así que no se extrañe si de pronto le pasa el ojo a unas líneas y una vocesita adentro le indica “Epa, esta verga la leí yo antes”; lo que pasa es que muchos materiales aparecieron antes en el periódico ese horroroso que uno puede desdoblar pero no volver a doblar. Es, en cierta forma, un auto-plagio, y va que chuta porque todas las obras del “saber universal”, la historia del pensamiento y toda esa paja enciclopédica son también plagios, pero no auto-plagios como este sino robos descarados de la gente “culta” en contra de soñadores y poetas pobres y anónimos.

Una vez usted comprende que las ideas no tienen dueño (allá los que creen en derechos de autor y criterios de autoridad) ya le será más fácil asimilar que la cultura, los saberes e ignorares no tienen precio, no se compran ni se venden, no son una mercancía.

La mitad de la calle es el lugar exacto de este decir

Individuas e individuos, agremiados o no, Gremios de todos los signos, símbolos, colores, oficios, religiones, intereses, militantas y militantes de cuanto partido de pensamiento único ha parido este universo; filósofas y filósofos de cuanta creencia ha querido explicar y justificar la hijoeputés del trabajo esclavo; científicos y científicas, alabantes de la narco guerra y los laboratorios traficantes de la enfermedad y el hambre; usuarios y usuarias de todo tipo de vainas u objetos; adoradores y adoradoras de cuanto fetiche tiene este mundo; compradores y compradoras de cuanta mierda se vende y se compra en este planeta copado por la cultura capitalista.

Por medio de este escrito inicial queda advertido, que todo aquel que entre a este libro creyendo que es una alabanza al gobierno y sus hechuras, será atropellado por una gandola de setenta y dos ruedas y le serán escachapados los dientes y la lengua. Pero si a ustedes, sean quienes sean, se les ocurriera, despotricar, maldecir y culpar de todos los males habidos y por haber al comandante Chávez y sus hechuras, entonces a ustedes les ocurrirá exactamente lo mismo que a los anteriores, pero por partida doble, porque este libro no nació para el ejercicio de prácticas chismosas, perpetuadas en miles de años de la existencia de las culturas poderosas. Este libro no busca corregirle la plana a nadie, no es una receta, no es una solución, sólo es una interrogante que nos hacemos como parte de un pueblo que tiene quinientos años de vivir pensado por otros y que considera que en tiempos revolucionarios debemos y estamos obligados a ser nosotros.

Este libro no está pidiendo ni proponiendo soluciones mágicas, ni mucho menos quiere recargar de trabajo a quien con su equipo tiene la tarea histórica de coordinar el entierro de la cultura capitalista y nosotros acompañarlo con pico, pala, corazón y conciencia para acelerar el entierro de lo fallecido.

Las conversas realizadas y resumidas en este libro son el producto de quinientos años de los pobres no pensarnos colectivamente. Buscamos, sí, desprendernos de todo ese boato de los intelectuales académicos o no, que en este planeta sólo avalan el hacer poderoso, justificado en el conocimiento que sirve a la explotación. Y no estamos hablando de un bando o de otro, de una ideología o de otra, a todos los estamos metiendo en un mismo saco, porque todos provienen de allí, de la misma raíz que originó a la cultura capitalista.

En estas letras expresamos con toda claridad la necesidad de someter a la hoguera revolucionaria todas las ideologías, todas las filosofías, y las que salgan fortalecidas nos servirán para construirnos como pueblo.

Aquellos que desde la excepción crean que ellos no, les diremos que también, porque la honestidad no es un hecho de uno, es de todos o no es. Porque el uno es la muestra bien pagada para el engaño de las mayorías empobrecidas.

Este libro estará al servicio de todas aquellas personas, que reconociéndose culturalmente capitalistas, están intentando un desprenderse de esta cultura, y de todas las ideologías existentes, gente que busca en su proceso de separación, la soledad para encontrarse con las demás personas, gente que se restriega el cerebro, que se despegosta la miseria mental, que se estruja las ideologías para deslumbrarse, para encandilarse, y con su gaguería, con su torpeza de recién nacido, salir con todo el cuerpo desnudo al encuentro del arte, y nos referimos al asombro en colectivo, no de lo que sirve a las putas y putos para venderse al mejor postor en nombre de sus copias aprendidas en escuelas de maestros castrados y frustrados por los códigos capitalistas, nos referimos al que produce la interrogante desde la humildad, la que haga posible la otra cultura.

Este libro es un comprimido de las muchísimas conversas ocurridas en el marco del primer encuentro mundial de los ignorares, iniciado el año del cayapo, y su objetivo es continuar promoviendo esas conversas por todos los medios a su alcance.

Estamos en tiempo de revolución y la mitad de la calle es el lugar exacto de este decir.

El último individuo O cuando no estaremos, ni ustedes tampoco

Nosotros como pobres tenemos que revisar la historia para entender ¿cómo se valora un pescador, un albañil, un campesino, un herrero, un carpintero?, si cuando le muestras un cuadro histórico, los que aparecen son personas blancas bien vestidas. Una señora que lava y plancha, ¿Cómo se valora? si los modelos que tiene de la sociedad son los burgueses que la ponen a lavar y planchar, no se pueden valorar, porque no tienen un modelo propio.

La cultura por construir, debe valorar a quienes trabajan y no a quienes disfrutan el producto del trabajo. La cultura predominante en todos los tiempos, ha preponderado siempre al mas fuerte, al héroe, a la flojera, como distinción, las élites han odiado al trabajo y como consecuencia a quienes lo ejercen; es por ello, que prevalidos de la fuerza, han creado mecanismos que separan a una clase de otra. La cultura por pensar, tiene como tarea, crear los mecanismos que hagan posible la eliminación de ese hecho.

Nosotros tenemos que elaborar nuestra propia historia. Una serie de claves que están allí, desde que llegaron los europeos hasta ahorita, que uno las va revisando y dice toda esa vaina es inconsistente. Tanto los de la derecha como los de la izquierda, te hablan de un Guaicaipuro que dirige veinte mil hombres y te llegan hasta decir de cuarenta mil soldados, ¿te imaginas un hombre que dirige un ejército de cuarenta mil soldados y que lo terminan matando solo en una choza quemado por cuatro tipos, en una velada historia de traición?, que diferencia tiene ésto con la película de “Rambo” ¿No tenía un cuartel, un hombre que dirigía a cuarenta mil? Es toda una ciudad que tienes que tener, para mantener armados a cuarenta mil soldados. Cuando hablas de cuarenta mil o de veinte mil soldados, con conocimiento pleno del territorio, y sacas la cuenta de cuántos españoles habían aquí, entonces dices, que los españoles son unos héroes arrechos, que jodieron a ese coñazo de indios, y no se habla de la verdadera historia del crimen y el saqueo; porque no es lo mismo que un bandido cuente que se enfrentó a cuatro bandidos bien armados y los venció a todos, a que cuente que él y cuatro más, entraron a una choza y mataron a una anciana, a unos niños y violaron a una mujer y se robaron una mano de topocho, (porque de paso los españoles nunca pasaron, según la historia oficial, de ochenta a trescientos hombres en sus incursiones) Cuando revisas los datos históricos de cuantas personas venían por barco, que no eran más de cuarenta personas por barco, te das cuenta que es un grandísimo mojón, todo ese coñazo de gente combatiendo, todo ese poco de indios y Guaicaipuro con dos metros; esas vainas a lo único que contribuye es a quitarte la capacidad de lucha, que puedas tener como pueblo, te avergüenza. Eso tenemos que investigarlo, tenemos que necesariamente decírnoslo como pueblo, para poder valorarnos. Mañana, es once de abril, el noventa por ciento de nosotros que participó en estos berenjenales, que hicimos la historia, no nos valoramos, no estamos preparado para sus conmemorativos. La comodidad de la clase media que dirige los medios del gobierno y deja hablar a los que a ella les da la gana, lo que le es más fácil, lo que le es más cómodo, lo que se parece y es como ella, cualquier tontera que esa persona diga es santa palabra, cero investigación ¿La gente que murió ahí no tenía familia, no tenían una historia, atrás de esa familia?, ¿qué están haciendo esas familias, cómo están viviendo?(¡ah! pero hay un micro en la televisión de un tipo clase media diciendo que él dirigió la resistencia en Puente Llaguno y lo sacaron ya en VTV, imagínate. ¿Cómo alguien dirigió eso? eso es mentira, eso no es posible, esa resistencia, quién la va estar dirigiendo; quién puede dirigir la esencia, el corazón de un pueblo) Pero como hay una historia burguesa con todos sus mecanismos, dispuestos para la exaltación del individuo y los agremiados; y nosotros quedamos para ser nombrados en las fechas patrias, como los extras en el relleno de la película, y no se trata de sustituir entrevistados ricos o clase media, por entrevistados pobres, se trata es de dar fuerza en este tiempo, al accionar de las mayorías. Está demasiado claro que el tiempo de los individuos pasó a un segundo plano; por ejemplo, si Chávez, que es el tipo que mejor expresa el sentimiento mayoritario, comienza a desviarse de ese camino, simple y llanamente la gente lo aparta; pudiéramos decir que Chávez es como el último de los individuos que está facilitando la transición entre la cultura individualista y la posible cultura colectiva, la que aun no ha sido discutida en su esencialidad.

Desmontar la historia burguesa, desde el presente y de ahí remontarnos al pasado, es una tarea en donde estamos obligados a inventar los métodos de investigación; incluso se puede tornar agradable ese trabajo, sobre todo si lo hacemos gente de los barrios y los campos en grandes grupos de investigación. Además tenemos la ventaja, de que entre todos, podemos sufragar los gastos, basta con que sepamos leer y escribir bien y tengamos nociones de espacio tiempo, volumen; sepamos medir y sacar cuentas, pero en su defecto podemos aprender por vía práctica, lo que hay es que tener la chispa, la voluntad, y sobre todo la conciencia de la importancia de esa tarea.

Es tan simple, tu vas por ejemplo con una cinta métrica, para la avenida Bolívar de Caracas y la mides (porque en ella fue donde los chavistas hicimos las grandes demostraciones de fuerza, las grandes concentraciones), tantos metros cuadrados tiene eso, multiplicaste ancho por largo y ya, metes la cantidad de persona que caben en un metro cuadrado, te va a dar casi con exactitud la cantidad de personas que de verdad llegaron, y eso desmonta la gran mentira de los dos millones de personas, así como también desmonta la gran mentira de los escuálidos,que decían tener cuatro millones, porque la vaina más grande que concentra gente es la avenida Bolívar de Caracas y los únicos que la llenamos hasta los tequeteques, fuimos los chavistas y rebasábamos las avenidas aledañas, cada vez que Chávez hablaba; porque los escuálidos jamás pudieron, por la simple razón de que nunca movieron tanta gente, con la salvedad del once de abril que fue la culminación de su plan golpista y pudieron mover a sus disciplinadas huestes. De acuerdo a lo que uno sospecha, más o menos visionando el tamaño de esa avenida, ahí no había más de ciento cincuenta mil personas, desbordada y todo las avenidas. Los escuálidos lo más que llegaron a reunir, en sus concentraciones fuertes, fue un promedio de cuarenta mil personas, eso te va a decir con exactitud el pasado.

Si nosotros no desmontamos como pueblo esa idea, de lo magno de una historia, que no la puedes asir, porque está muy lejana, porque es muy poderosa, porque no es controlable por nosotros, como obrero, albañil, carpintero, lavadora o planchadora, siempre nos dará la impresión de que eso es para estudiosos, para tipos arrechos, y jamás podremos valorarnos como colectivo en acción, sino que siempre tendremos que depender de los líderes por siempre. De tender ese manto de misterio, se han encargado los poderosos, porque eso les preserva el poder, sobre nosotros las mayorías.

La idea es que asumamos como colectivo, ese tipo de trabajo; que individualmente, por nuestras limitaciones, no nos es posible realizar, o si los realizamos, los costos son muy altos. Lo importante es entender, que juntos no es complicado; que no se requiere ser académico, que no se requiere ser un erudito, o sabio, que no se requiere ser nada de esas cosas, nosotros lo podemos hacer, de manera muy sencilla. Por ejemplo, un grupo que averigüe ¿Cómo era el tamaño de los barcos hace quinientos años, cuántos cabían, quiénes viajaban, por qué viajaban, cuánto duraba el viaje, qué comían? entonces, desmontar todo ese mojón; incluso desmontar el peo de los gremios indígenas, de los gremios de negros, de los gremios mujeres, todo tiene que ser desmontado. La gente del IVIC dijo que la mayoría en Venezuela éramos de descendencia hispánica, eso es verdad hermano, porque los españoles acabaron con los indígenas, a los africanos no se les permitía acostarse con blancas y fueron concentrados en los centros de producción de los dueños, y cuando se fugaban sólo conseguían refugio en las birongueras o cumbes, o palenques controlados por sus iguales, cuando mucho se relacionaban indios con negras, negros con indias, mientras que los españoles se cogían a quien les daba la gana, además de que podían viajar por todo el territorio y poblar lo que les diera la gana y quien se les oponía, lo mataban.

Este era un territorio casi despoblado, hermano; los tipos vinieron y asesinaron a todo el que había, sólo se salvaba el que huía, o los que se dejaban esclavizar, así de simple, todo el que consiguieron lo mataron, violaron, jodieron, eso fue lo que hicieron los europeos aquí, no vinieron a construir, vinieron inicialmente fue a robar, a matar, a saquear y después se instalaron ellos. Ellos vinieron a repetir lo único que sabían, ser invadidos y esclavizados, en toda su historia.

Mientras nosotros sigamos en la trampa de defender gremios, que si afrodescendientes, indiodescendientes, blancodescendientes, europodescendientes, mujeresdescendientes, hombresdescendientes, obrerosdescendientes; vamos a terminar descendiendo al foso de la esclavitud más profunda, con todas esas divisiones y atomizaciones, que sólo remachan la explotación y con ello, a la cultura capitalista.

La tarea de los juntos en este tiempo revolucionario, no está en gremializarse y defenderse, está en tomar la ofensiva, que pasa por descubrir nuestros orígenes realmente; no desde el mito y la leyenda del poderoso, sino desde la realidad de la explotación. No es posible que nos sigamos manejando con cifras extraídas de los Archivos de Indias, cifras abultadas o reducidas, de acuerdo con la conveniencia del asesino; toda esa confusión de cifras y hechos, no permiten que sepamos, a ciencia cierta, qué fue lo que pasó, sino que la repetimos e incluso inventamos, de acuerdo a la conveniencia del gremio, de ahí es que tenemos un Guaicaipuro con cuarenta mil hombres en armas, sin medir el tamaño o grado de desarrollo, del modo de producción, para ese momento, o que si trajeron millones de negros, sin importar el tamaño de los barcos y sus dificultades al viajar, por los océanos, el tiempo de viaje y los costos, Nosotros estamos obligados, a no mentirnos con la historia que estamos viviendo; porque de ello depende el cambio.

No podemos seguir sosteniendo como proletarios, la historia de la burguesía, ni construir la nuestra a partir de sus motivaciones; porque si no, no podemos realizar la que nos corresponde. Nosotros somos una construcción burguesa, no a la inversa, nada de lo que ha hecho la historia burguesa, nos beneficia, así la publicidad lo diga y lo remache la escuela y la iglesia; véalo por donde lo vea, sólo hemos sido y somos, un instrumento más en la historia de la burguesía; búsquelo por donde lo busque es así.

La idea es tratar de hacernos historia, (verdad histórica)de hacernos dibujo, de hacernos palabra, de hacernos poema, de hacernos cine y video y canciones, de hacernos el arte transformador de la realidad; para proponer otra forma de vida, para no repetir el poder, para deshacernos del miedo, del hambre y la ignorancia; que nos vuelve poderosos, los unosunas contra los otrosotras. Es de ahí de donde se ha de construir la otra historia, en donde ya nosotros tampoco estaremos, cuando desaparezca el capitalismo como cultura.

El grito de una sociedad enferma

Los pobres como clase, en este tiempo revolucionario, tenemos que luchar contra las fuerzas que se oponen al cambio; y en paralelo crear o proponer, la otra cultura.

Por ejemplo, el grito de una sociedad enferma está reflejado en el hip hop, con sus tremendas letras (me refiero al hip hop que se entiende en el cambio que asume su grito, desde el saberse jodido; no el hip hop chatarra que se vende por lo que sea), porque el tipo está diciendo, mira como me escoñetaron la vida, ahora, él no sabe quién se la desbarató, él cree que fue dios, la mamá, el papá, pero no se ubicó, en aquel momento, en pensar que hay un sistema que lo volvió trizas (porque la conciencia primero se manifiesta por lo que se siente, de ahí el grito, luego se transforma, en la medida en que se descubre, dolor colectivo) es después de trajinar su grito que descubre que no es su grito, sino el grito de todos, el grito de toda la sociedad pobre, pero tú no puedes convertir toda esa basura, todo ese grito, en lavar la cara del sistema y decir que bello es ese grito. Ese grito no es bello, porque no puede ser bello el dolor, el hambre, la carencia en general, las frustraciones, el abandono, como no fueron bellos los gritos del rock en los cordones industriales de Inglaterra, Estados Unidos, ni el blues, ni el jazz, ni el tango, ni el bolero, ni la ranchera, ni el pasaje, ni el vallenato; ni toda otra expresión artística, nacida de las carencias y la tragedia; claro, que una parte del grito se aliena y se vende y la que no, es perseguida y sometida por distintos medios; como la expresión del jipismo, que fue llenada de drogas y uno de sus máximos exponentes, John Lennon, fue asesinado por la CIA; porque definitivamente el tipo había cruzado el umbral de lo farandulérico; para convertir el grito (el dolor) en conciencia, y eso no lo podía permitir el poder, porque la verdad, le es corrosiva, atenta contra sus planes.

Pero como “los pobres también somos arte” dentro de nuestra tragedia, sobran los carajos que vivan de nosotros, es esa cantidad de cantores que cantando una vaina, que llaman la canción necesaria o protesta, o revolucionaria, los ves exigiendo que los reconozcan, al igual que los extranjeros en vez de pedir que los extranjeros, vengan de gratis, en condiciones sencillas, a cantar, a compartir la experiencia maravillosa de vivir una revolución, (no por ello agradable) pero en vez de hacer esto, su falta de conciencia y la exaltación de sus egos, los convierte en pedigüeños, y piden lo mismo que exigen los extranjeros. Entonces ese grito no es real, es ficticio, es sospechoso, es copia, es panfleto, y con él traficas, para vivir de eso. Esa es la misma conducta del traficante de drogas, el vendedor de armas, el falsificador de títulos “profesionales”, o el que lo emite por vía académica que es decir lo mismo, porque estás traficando con la más rancia miseria, y hay gente que confía en la palabra, que estas emitiendo y por tanto también confía en quien la emite.

Ahora bien, si se critica esa conducta, entonces es condenado quien critica, pero es la realidad, la que está diciendo: si un carajo que canta, baila, pinta, escribe, de revolución, cobra, igual que el que promueve la propaganda comercial, ¿qué lo hace diferente a los modelos que promueven la cultura capitalista? Esas son discusiones que debemos promover. Hay un grito que se enajena y te enajena, hay una gran industria que vive del dolor, lo han hecho con el pasaje llanero, con la ranchera, con el tango, con el bolero, con el vallenato, además reproduce ese llorerío, ese despecho: que me botaste, que me dejaste, que estoy sin trabajo, que estoy jodido; porque es una canción, que te toca la nostalgia que cargas en el cuerpo. Esa es una parte, pero la industria también sabe apropiarse, de Calle Trece o Silvio Rodríguez o el hip hop.

Hay gente que desenvolviéndose en ese mundo del arte del sonido, cree que desarrollando toda la cadena productiva, él resolverá algo, por ejemplo, produce disco, tiene una radio, distribuye, canta y tiene una agencia de espectáculos, aquí hay un ciclo, ahí el pasaría a ser un centro de información, pero resulta que a la larga, esos que hacen esa tarea, tienen que comer, vestir, cumplir con el ciclo de consumo, tienen que empezar a vender, no les queda de otra, porque los tipos, no están conectados a otro nivel de la producción, inocentemente empiezan a reproducir, tú tienes que ser albañil, tú tienes que ser carpintero, tú tienes que vivir de algo, (lo que decían ayer del poeta, ¡ah! el es poeta, ¿y de qué vive?) porque en aquel momento, en que tú inviertes en la industria, ya te volviste la puta de la partida, porque si tú no estás sembrando, tú no estás pegando bloque, tú no estás haciendo herrería; si tú no estás haciendo lo que tienes que hacer, tienes que convertir el canto-grito en una industria, de la que pasas a vivir, y por tanto tienes que maquillarlo, y ponerle faralaitos y operarle las costillas y las tetas, para que se vea bonito, de acuerdo con el mercado.

Nosotros somos ego, fuimos construidos como ego, puede ser que tengamos un nivel de conciencia. En las discusiones que hemos tenido, decidimos no voy a cobrar por esa mierda, yo no voy a vender el grito, ahora voy hacer otra mierda, me voy a convertir en un activista político desde el grito mismo. Hay gente que lo ha hecho originalmente, tenemos el caso de Alí Primera. Pero cuando tenemos al grito o expresión artística como el objetivo, si uno ve eso como un objetivo, entonces estamos jodidos, por ejemplo, el rap no es el objetivo, el rap es la herramienta, el objetivo es otro. Bueno voy a concluir la idea: ¿Cómo resolver un problema que nos quita el tiempo que jode?, porque la gente puede saber mucho de política, pero la gente no te para bolas, si no tiene con que comer. Hay una vía, que a mi me parece, que nosotros nunca hemos tocado, que es que colectivamente, podemos producir para comer, lo puedes hacer y que te de tiempo para hacer la labor política, claro, que para esa vaina, tenemos que llegar a una convicción, que el zapato que cargues, que la ropa que te pongas, no puede ser determinado por la marca de moda, que sea sólo para cubrirte, porque la sociedad te exige esa convención social, eso evitaría trabajar tanto y mejor aun, se puede hacer colectivamente. Hacer ese experimento, la posibilidad de ser muy elemental, muy sencillo, nos reduce las horas de trabajo, entonces esas horas, que decidiste como cuerpo, no entregárselas al capitalismo se las dedicas a ese actuar político, a la guerra, (porque nos obligan a guerrear), estamos en una guerra de clase. La gente vive en el capitalismo, en el capitalismo no puedes hacer guerra sin cuartel, tienes que tenerlo. Imagínate, un gentío consciente, con cuarteles en todo el país; investigando, experimentando, propagando el grito, desde el arte como herramienta.

Verga, ayúdame a pensar

Coño!!! estoy pensando seriamente que no se me dan los trabajos porque en el fondo no quiero trabajar, digo sí quiero trabajar pero de otra forma, también descubrí que me gusta estar en casa, cuidar a los chamos, llevarlos al colegio, to esa vaina, también descubrí que no quiero pasá esa angustia de ¿dónde dejo a los chamos?, los chamos todo el día con otros, que no los veo, que coño, que el peo, que el pato, que la guacharaca. También descubrí que no quiero anda turquiando, y en ese sub mundo de avon y su combo. Verga, ayúdame a pensar, ¿qué puedo hacer? porque igual con algún trabajo coñoemadre que consiga no voy a resolvé el peo, sin embargo, si voy a tené más peo ¿o tú crees que la opción es joderme en un trabajo pa pode resolvé lo otro? ¿qué dices?”

A. Sánchez


No es posible la otra cultura sin que se creen los mecanismos, formas, espacios, condiciones, en donde las mujeres proletarias, con nosotros sus iguales proletarios discutamos, pensemos, amasemos, construyamos la nueva cultura a la imagen de sueños y semejanzas que en conjunto decidamos.

Las mujeres son las que han hecho posible la perpetuación del capitalismo y los antiguos modos de producción al conservar los afectos, reproducir la familia célula fundamental de la explotación en cualquiera de sus formas; y por encima de todas las cosas donarle al capitalismo la mitad de la plusvalía acumulada en tragedia contra todos.

Pero eso no lo pensaron las mujeres, les fue impuesto por como se desarrolló la historia de la humanidad inicialmente y luego por la necesidad de las clases dominantes (en cada contexto histórico) que desarrollaron la ideología de la inferioridad no sólo contra las mujeres sino contra todo aquello que les sirviera para ser explotado o explotada, puede conseguirse expresión de esto en la literatura de todo tipo por ejemplo “La naturaleza debe ser sometida y moldeada por el hombre a su libre albedrío para su mejor aprovechamiento y beneficio”,” todo lo existente fue puesto para que el hombre lo sometiera y conquistara en nombre de Dios primero y de los poderosos después” lo último es la ironía de la verdad, “los esclavos no son gente, ni los indios, ni los bárbaros, ni los extranjeros”. “Las mujeres no tienen alma”. “La mujer es hija del diablo y su deber es sufrir para expiar el pecado original”, “son inferiores porque fueron sacadas de una costilla”. Así como esas, existe una gran cantidad de principios ideológicos que se remachan en dichos refranes, tratados académicos, religiosos, científicos, artísticos, literarios; que han fortalecido la cultura del sometimiento, en todos los tiempos hasta ahora ocurridos.

Esta revolución que nos acontece obligará a las mujeres a pensarse y a pensarnos con ellas y los hombres también debemos pensar y pensarnos con ellas, sin que priven antiguos o nuevos prejuicios, estamos obligados a crear un mundo productivo que nos incluya a todos, por tanto no discriminatorio, pero no basta con nombrarlo socialismo, es necesario el acto práctico, tampoco se soluciona con un decreto o con una ley o unas leyes si no son costumbre en el cuerpo colectivo; si antes no se experimenta y la costumbre nos muestra su viabilidad.

Las revoluciones, todas las ocurridas, son hijas de la necesidad, pero toda nueva sociedad es producto de la conciencia, el socialismo como cultura no será distinto, él también ha de ser producto de la conciencia, ninguna ideología le hará posible, para ello se hace necesario que las mujeres jueguen un papel preponderante, necesario es que se deje a un lado la malsana idea de pobrecita las mujeres, y de que necesitamos leyes para proteger sus derechos, cuando lo que hace falta es que se incorporen masivamente a la creación maravillosa del socialismo y eso no se logra buscando satisfacer las necesidades creadas por el capitalismo, solicitando más trabajo o igualar a los hombres en los puestos de trabajo, ¿qué de revolucionario tiene luchar por ser igual esclavo que los hombres?, ¿qué de revolucionario tiene, ser tres veces esclavo, tal y como lo ha sido la mujer en la historia moderna de la explotación?

Sólo quienes viven de los gremios le hacen creer a las mujeres que tienen derechos en el capitalismo y las utilizan para crear y perpetuar leyes que sólo sirven a los intereses de los vividores y vividoras de los gremios y por tanto mantienen intacta la explotación capitalista y la separación de los proletarios por géneros que en nada nos benefician.

Todas las proletarias y las mujeres conscientes de otras clases están (al igual que los hombres de la misma característica) obligadas a producir y practicar la política que nos conduzca al entierro definitivo del capitalismo, para que se piense en otra sociedad en donde por igual trabajemos y entreguemos los afecto a los hijos y al planeta en su conjunto, valorando y valorándonos en los otros y a los otros.

Sudores y tierras en donde todos habitamos

A las personas que estén dispuestas a separarse del capitalismo, les hacemos llegar estas angustias, no terminadas, la mayoría son interrogantes nacidas de estos sudores y estas tierras que son sudores y tierras en donde todos habitamos.

¿Cómo comeremos en el socialismo, cómo haremos casas, cómo serán las casas, si las del capitalismo son unifamiliares y de acuerdo con la cantidad de robo de cada quien, su arquitectura individualizada? ¿Cómo trabajaremos, cómo haremos el amor, de dónde nos vendrá la comida, qué herramientas usaremos, en qué territorio se construirá el socialismo, lo invadiremos, mataremos, sostendremos ejércitos, mantendremos iglesias, para perpetuar el miedo, remacharemos las organizaciones actuales o dejaremos que las necesarias nazcan frescas, en base a las necesidades, qué conocimientos impulsaremos, cómo los adquiriremos, cómo los transmitiremos, será compleja o simple la nueva sociedad, el arte que nacerá será a partir de la carencia, como el actual, o dejaremos que se manifieste a partir de la satisfacción, sostendremos los museos del crimen y el robo, como en la actualidad o sólo perpetuaremos la vida saludable, dependerá de los grandes laboratorios o dependerá del conocimiento que todos tengamos del cuerpo, no sólo como forma de vida, sino en conjunción con otras formas de vida. Cómo nos divertiremos en la otra cultura, igual competiremos, hasta cargarnos de drogas, unos jugarán y otros seremos fanáticos, o todos jugaremos, o unos vivirán de la esclavitud de los atletas, los frustrados, los exitosos o todos seremos atletas, sin competencia. El deporte seguirá siendo la mina de quienes esclavizan adultos y niños, en nombre de la patria, o sólo seremos jugadores por placer, el deporte seguirá siendo un botiquín, donde se venderán tantas drogas como hoy, o será el sitio donde el cuerpo a conciencia se divierte. El arte será una mercancía, al igual que las chinchurrias, que deberá promoverse como espectáculo, o será la comunión de una cultura, que se junta para satisfacerse afectivamente, los artistas se venderán como actual o compartirán al igual que los demás, luego del trabajo o en medio del trabajo, el trabajo se realizará en fábricas de particulares, serán necesarias las fábricas tal y como las sufrimos hoy, se cambiarán, mantendrán su anarquía productiva, o se planificará la producción, las mujeres discutirán que modes usar, o seguirán sometidas a la esclavitud de los vendedores, fabricarán sus propias máscaras, o seguirán sosteniendo a los fabricantes de cosméticos, en una sociedad que valore al todo, las personas de cualquier sexo necesitarán máscaras o uniformes de moda, para poder venderse, diseñarán su propio vestido al igual que los hombres, o seguiremos siendo esclavos de los fabricantes, seguiremos haciendo ropas de plástico, o fabricaremos ropas con materiales adecuados al clima y la geografía?

Son interrogantes, que deseamos conversar en el marco de los distintos encuentros que nos hacen ignorares, son interrogantes que requieren de otro verbo, otra mirada y otro abrazo, que se parezca o refleje el nosotros, son angustias que requieren el valor de desprendernos del lenguaje poderoso que nos impuso el invasor de este planeta, desde sus púlpitos, caballos, espadas, bombas atómicas y academias universitarias o no.

La conversación que hoy proponemos a todos los preocupados por lo que ocurre, no está signada por dogmas o clichés mal o bien aprendidos. Es la desnudes de la conciencia, la desazón por lo mirado y vivido, la que nos impele al encuentro sin traumas.

Son ignorares que requieren de otra manera de hablar y de encontrarnos, de acentuarnos, sentarnos y enraizarnos. Son preguntas que sólo lo afectivo puede responder desde el adentro, desde la cultura interior, no tocada por la cultura capitalista.

Todo ello posible siempre y cuando se reúna como fuerza, como energía, transmutándose en conciencia que permita diseñar la otra cultura, la que haga posible, los juntos, dejando para siempre lo individual, engendrado en quince mil años de poder.

El socialismo de paja y barro

Debemos pensar que la cultura socialista nos llevará por un camino en donde la recuperación de los ríos sea práctica cotidiana, por que esa cultura nos obligaría a sembrar la caña brava, por que no puedes deteriorar un río y después irte y dejar esa mierda escoñetada, como ha ocurrido ahora con el capitalismo; así entendemos la idea del socialismo, esa idea que soñamos posible físicamente en el futuro, porque nosotros no vamos a vivir el socialismo, de verdad no vamos a estar, en eso que sería la cultura del socialismo. La que imaginamos en una primera etapa, como reconstructora de ríos; por otro lado, del lado natural, nuestro papel histórico ha sido depredador, pero nosotros podemos dejar de ser depredadores y pasar a ser controladores naturales en el futuro, cuando dejemos de ser egoindividualistas y nos convirtamos por medio del trabajo colectivo, en los juntos que se valoran desde el otro, como especie, colectivamente renovable en el tiempo.

Nosotros podemos proteger un río, reconstruir ríos. Por ejemplo en Venezuela, tenemos, desde la llegada de los españoles hasta ahorita, la desaparición de dos mil ríos, de los cuales setecientos eran navegables. Para reconstruir este país haría falta la cultura del barro, porque la cultura del barro nos llevaría a resembrar las cabeceras de los ríos, a crear culturas que vivan alrededor de los ríos, que aprendan no a comerse, desviar o contaminar los ríos, (como en la cultura capitalista) sino a convivir con ellos, se deben crear espacios o laboratorios para el estudio de los ríos, la caña brava, el bambú y su comportamiento en el paisaje y como el paisaje, al igual que otras maderas y pajas renovables, sus usos; crear comidas que tengan que ver con esa cosmogonía, que incluye de manera noble y natural al río, su ribera, la caña brava, el barro, el bambú y todo aquello que no dañe las condiciones que hacen posible nuestra existencia, (porque en definitiva no se trata del planeta o del universo ellos siempre estarán allí como parte de la vida, mucho después que nosotros desaparezcamos como especie. Que una especie tan estúpida como nosotros no forme parte de la vida, en absoluto desequilibra al planeta, mucho menos al universo) Tendría que crear vestidos adaptados al trópico, (toda esa ropa que nosotros usamos es contraria a nuestro modo de ser) nosotros tenemos que usar ropa que tengan que ver con el algodón, incluso, ropa que tengan que ver con la palma, vestidos de palma, de paja y otras fibras naturales del trópico, puede que también, no se use ropa o se use ropa ligera, eso pasaría porque la gente cambiara de mentalidad, eliminara la propiedad sobre las personas, los objetos y en general sobre todo lo existente. Las casas se harían no para ser heredadas, sino en función de la vida y el menor costo energético, al igual que todas las demás cosas.

La gente debe pensarse armónicamente con el todo. Nada de lo construible, debe estar fuera de lo estimable necesario.

Hasta que la especie no actúe por la conciencia; la necesidad nos mantendrá esclavizados.

La otra casa

Cuando ves todas las casas que se han hecho en la cultura capitalista con su carga de miedo, de hambre, de ignorancia, de rabia, de odio, sean estas las de los ricos hechas por los pobres, sean las de la clase media, hecha por los pobres, o sean los ranchos donde vivimos los pobres, también hechos por los pobres; son casas con secretos, con seguridades, casas privadas, casas de y para el sostén de la cultura capitalista, la competencia, la acumulación, la formación del individuo, en los valores capitalistas; de explotar o dejarse explotar, en fin, casas para reproducir a su célula fundamental, la familia.

Si de algo estamos seguros es que la casa en el socialismo no debe ser eterna, debe variar, adaptarse siempre a las nuevas generaciones, debe ser derrumbada o desaparecer, cuando así lo desee naturalmente la gente o cuando ya la gente no esté, eso nos indica que los materiales deben ser fácilmente desmontables y precederos en el tiempo; sin convertirse en estorbo o contaminante; su elaboración, extremadamente sencilla, en donde deben participar, desde las niñas, hasta los ancianos.

En su construcción debe participar toda la comunidad, no puede ser individual, debe ser colectiva, respondiendo a la comodidad, salubridad, bienestar; no puede ser gallinero, para estar montados unos encima de otros, no puede ser vendible, ni comprable, porque se considera un bien colectivo.

Vamos a estudiar las cosas. En las grandes ciudades o a las orillas de las autopistas, usted ve unas hermosas construcciones, de barro madera y paja y usted entra y son agradables, frescas, suaves a la vista, no agreden como las construcciones de cemento y a su alrededor unos camionetones, unos carros, que cuestan un ojo de la cara, son de personas con dinero, que están comiendo y bebiendo cómodamente, pero resulta que usted no puede hacer una casa de barro, con techo de paja, porque enseguida, lo catalogan de rancho miserable. En el trópico estamos obligados, por razones energéticas, estéticas, de salud, clima, economía, ecología, a pensar las casas; en el trópico las casas tienen que ser de barro, paja y madera, con el cemento y la piedra en lo necesario; donde no haga daño; cualquiera dirá, pero es que el barro y la paja traen y alojan animales e insectos dañinos, se caen con los terremotos, el agua las daña fácilmente, todos son argumentos valederos y tienen razón, en tanto que eso corresponde a una condición miserable de la construcción, pero veamos ¿Cómo es que los ricos pueden comer cómodamente en esos sitios, y no los dañan los insectos y los animales? Simple; la razón: lo bien construidas que están, se estudió la luz, el paso de los vientos y las protecciones contra insectos, en los lugares necesarios se hizo un buen replanteo del terreno, se hicieron los desagües correspondiente, se ampliaron los corredores. ¡Que se caen con los terremotos! ¿y los edificios y la cantidad de urbanizaciones y barrios de hierro, vidrio y cemento que se destruyen con la ya consabida cantidad de muertos y heridos en las grandes ciudades? Si contabilizamos los muertos producidos por uno y otro modelo, creemos que el premio mayor se lo lleva la construcción y arquitectura de la cultura capitalista. En la arquitectura socialista se debe tomar en cuenta el tamaño de las construcciones, una casa de adobe como las de Tinaquillo, Valencia, Caracas, hechas en la época de la colonia, unos monstruos, con unas paredes que se hicieron para la guerra, entonces necesitaban una pared que no le entrara una bala de cañón y los volara. Por supuesto que una casa hecha con esos miedos, primero es muy cara, es imposible de construir sin esclavos y cualquier movimiento sísmico la destruye, eso es obvio, como destruye cualquier edificio, y claro, se te cae un techo de tejas muy pesado, obviamente que te va a matar igual que te cae una platabanda encima; en cambio es más difícil que te joda la vida un techo de paja, una pared de abobe, con el diseño que hemos hecho, aunque debe profundizarse el estudio sobre el comportamiento del barro y desarrollar tecnologías para su procesamiento de manera sencilla. Esos datos que niegan la posibilidad de trabajar estos materiales y esa arquitectura, están signados en las mayorías; por el hambre, el miedo y la ignorancia; pero en los dueños por la mera ganancia. El barro no produce plata si está en manos colectivas.

En el socialismo, debemos prepararnos para convivir con la naturaleza, siendo y considerándonos parte de ella; el movimiento sísmico no hay ningún problema ¿Quién puede pelear contra un sismo? lo único que puedes es minimizar los daños que te causará, un maremoto, un huracán, una vaguada, un desborde de río, ¿Cómo evitarlo? estudiando, tomando conciencia que no puedes pelear contra la naturaleza; tú tienes que adaptarte a la naturaleza, por que la naturaleza no es tuya, eres parte de ella, eres ella, tú no tienes por que pelear contra ella, por ejemplo si en esta zona pasa un río y decidimos construir en sus orillas entonces debemos estudiar de dónde viene ese río, cuántos años tiene, por dónde pasaba antes, los ciclos de sus crecientes; para poder radicarte o realizar las labores que has pensado; de esa manera, evitas todas esas tragedias que por ambición ha creado y produce diariamente la cultura capitalista. Ahí tienes el Golfo de México, China, Paquistán, Haití, la vaguada de Vargas, las constantes tragedias, ocurridas todos los años, en los barrios de las grandes ciudades o en los campo del país, todo eso se pudo haber evitado (no los movimientos naturales, sino los asentamientos) si viviéramos en una cultura que acepte a la naturaleza como lo fundamental.

Lo que el poder ha construido hasta ahora, está sostenido sobre un modo de producción esclavo, donde la energía gastada no le pertenece, por tanto no la valora; es un modo de producción, que por su característica es depredador, es invasor, es sometedor; un modo de producción que acabó con la Biosfera, la Litosfera y contaminó la atmósfera.

La concepción humanista de que el planeta nos pertenece y por tanto debemos dominarlo, de que somos una especie exógena a la naturaleza, la creencia de que la vida sólo es si estamos nosotros, todos esas ideas que superponen a los seres humanos sobre todas las demás especies, es un estado de inconsciencia que debe ser trascendido, es imposible crear un modelo de producción distinto al que actualmente conocemos si primero no nos asumimos parte de un sistema, que se llama vida, que pertenecemos a y no que somos dueños de, partiendo de esa lógica, la construcción de una casa ya no sería un problema a resolver sino la resultante de un pensamiento, que comprende que el diseño de la misma debe ser la continuación de la vida en un planeta.

Y dónde me queda la tierra para echar raíces

Hasta que la especie no actúe por la conciencia, la necesidad nos mantendrá esclavizados


Uno no puede vivir pegado al mar, porque no sabe en que momento se produce un maremoto, un ciclón, un huracán; así mismo pasa con las orillas de ríos, las montañas. La gente sabe que ahí no se puede vivir, por eso hacían las casas alejadas de esos sitios, ninguna cultura natural (que no haya nacido de la guerra) construyó casa fuera de la lógica natural; pero la cultura capitalista, el poder, la guerra, la ambición, no lo saben, ni les interesa saberlo, simple y llanamente se cogen a punta de machete y bomba atómica todo lo que consiguen a su paso y a quien se le oponga, le vuelan la cabeza. Esa ha sido la historia en el territorio venezolano; de manera que hoy estamos millones de seres, arrinconados, en barrios de las periferias de las ciudades, en los copitos de las montañas, destruyendo los pocos acuíferos de agua dulce, o en las orillas de carreteras y autopistas; mientras que la vista se nos pierde extasiada, en la soledad de la tierra con un solo dueño.

Los pobres somos una isla rodeados de tierras por todas partes, sin tener siquiera seguro el pedacito donde descansar definitivamente.

Nosotros debemos ir dando conversas sobre todos esos hechos, debemos preguntarnos ¿Quiénes éramos, de dónde veníamos y cómo se nos cortó de raíz? ¿Cuándo nos cortaron nuestras raíces? ¿Por qué cada uno de nosotros tiene un descendiente andino, oriental o llanero? ¿Por qué, cada uno de nosotros que vive en Caracas o las grandes ciudades, tiene a alguien que viene de un pueblo, esa es la historia que cada quien tiene en su pasado como pobre, es nuestra historia, es la historia de los sacados por los terratenientes, por el taladro petrolero, el que estableció cercas de ciclón por primera vez, los que construyeron pueblos mineros, sin tomar en cuenta lo que dañaban, sólo les interesaba la riqueza, lo demás no le importaba, porque además odiaban y odian este territorio, ellos no eran de aquí y en nombre de la plata, nos impusieron su cultura, hasta los nombres y apellidos nos cambiaron, nos cambiaron la decencia, por la trampa, el saqueo, el robo y el crimen, que trajeron de sus lejanas tierras, la humildad por la prepotencia del ignorante con plata, la sensatez por la ordinariez, lo comedido por la prosistura, la chabacanería y el machismo; hasta que nosotros, hoy como pobres, imitamos todas las malas costumbres, que nos llegaron del extranjero y se nos remacha por los medios de información, con el inmenso mal gusto, que allí se refleja y que nosotros, como esponjas, absorbemos; al final también terminamos odiando donde vivíamos, su arquitectura, su comida, su paisaje, sus habitantes, sus árboles y animales, nos volvimos extranjeros en el territorio que nos vio nacer. Nos enseñaron a ser delincuentes contra nosotros mismos.

Vivimos en un extraño país atomizado, negros viviendo en puntos donde no eran de negros, andinos viviendo en puntos que no eran de andinos, llaneros viviendo en puntos que no eran de llaneros; había un cruce de cultura, que más que quererse, se odiaban, se vacilaban entre si, se generaban piques (en medio de toda esta vaina, a partir de los setenta, el país se llenó de pino y grama en los jardines, para aparentar ser extranjeros de verdad, eso lo hicieron los ricos, si no la clase media y uno que otro pobre pendejo, que en sus delirios demagógicos, el gobierno de turno, les había regalado una casa) Como pueblo, nos fuimos odiando y eso en alguna medida lo alimentaron los ricos, a través de los medios de información, y generaron en los programas humorísticos, todo eso de joder al maracucho, al andino, al barloventeño, al oriental, a los llaneros, a los guaros; a los coreanos, a los negros, a los indios, a cada uno nos jodieron, que ese es bruto, este es ladrón, el otro es gafo, el otro es feo, el de allá es salío; nos estereotiparon, nos dividieron y nos escoñetaron; por eso debemos preguntarnos, sobre esos hechos, en donde la clase media, sólo esperaba que la burguesía vendiera el país al mejor postor y le diera su migaja, para irse a vivir a Miami.

Esa era la propaganda que se dejaba colar, porque este país y que era una mierda, que el Estado no servía, que la industria básica, la petrolera, la CANTV y cuanta vaina costara una plata, había que venderla; hasta tenían armada una propuesta, de Venezuela, como franquicia turística.

Hoy en medio de esta revolución los pobres en cada punto, cada caserío debemos averiguar qué decían, cómo hablaban, los que se quedaron, los que tienen algo que contarnos, los que todavía tocan un tambor, un cuatro y no lo venden, los que todavía cantan a capela, los que todavía curan gusaneras con oraciones, para descubrir detalles, como el de que la gente puede vivir sin dinero, la gente puede vivir agradablemente sin medio, saber cómo un pobre en medio de una pea regala plata, porque no sabe qué hacer con ella, o el cuento de Andrés un tremendo amigo, músico campesino que vivía de ganarle el jornal día a día a quien lo contratara, un día lo fuimos a visitar y entre tragos, conversa y música terminamos en medio de una pea hablando de lo bonito de la amistad y de que la plata no era necesaria para vivir y que la plata no era importante, entonces Andrés nos dice yo si necesito plata, mucha plata, muchísima plata, entonces nosotros sorprendidos (porque Andrés siempre ha sido una persona muy humilde en su cotidianidad, no por pobre, sino por su sencillez, que hace presumir que todo le sobra; es un hombre con mucha dignidad) le decimos, coño Andrés, pero para qué quieres tanta plata, entonces él nos responde, yo necesito mucha plata, para sacarme una foto con ustedes mis amigos, y mandarla a montar y tenerla ahí en la pared del rancho, para cuando ustedes no estén, recordarlos como si estuvieran.

Esa es la gente que en algún lugar recóndito de este país, conserva la raíz, la savia, que algún día hará posible, construirlo con otra ética o con la ética de los Andreses de este mundo.

En medio de esta revolución, debemos tratar de conseguir gente, que imagine país, que construya país, desde lo sencillo, valorándolo todo, no como lo mío o mi pertenencia, sino como a lo que pertenecemos y estamos obligados a cuidar. No seguir sosteniendo un país de carajos, en su gran mayoría con un gran ego, y una ambición, que aun siendo todos, músicos, pintores, poetas, el país le importa un carajo, sólo lo quieren para ellos comérselo, disfrutarlo, venderlo, descuartizarlo.

Vendemos peretos o promovemos otra cultura

Tú puedes terminar traicionando todo lo que creías, abandonarlo, negarlo, lleno de angustia y atapusao de droga hasta donde no te quepa más,(y droga es todo en la cultura capitalista) lleno de carro, casa, estupefaciente, sicotrópicos, campanitas, café, caramelo, helados, sexo, aguardiente, cerveza, trabajo hasta el cansancio, (sobredosis de trabajo), televisión, deporte, deporte extremo, (sobredosis de deporte) religión..., sin embargo, el hecho de que la miseria de tu cuerpo, no tenga la fuerza para sostener la idea, no quiere decir que la idea no sirva. Pero en el caso de “la guerrilla comunicacional”, no era un peo sólo del cuerpo, era también de la idea, que no fue madurada como debía hacerse, por la prisa del cuerpo en querer decir: tengo algo que me parece bueno, y se tira al ruedo sin medir las consecuencias, porque no puede ser, que una idea la destrocen tan rápido. Cuando el golpe de abril del 2002, la gente decía, hay que defender la revolución. Chamo, una revolución que debe ser defendida, está jodida, no tiene autenticidad, que la escoñeten. En aquel entonces nosotros no manejábamos el concepto de revolución como lo manejamos ahora, manejamos la revolución como el lado bueno, nosotros los de pinga y el lado malo los escuálidos, entonces, resultó que efectivamente, la revolución era auténtica y funcionaron los mecanismos que la hacen vida: las clases históricas; los burgueses y los proletarios. Primero los burgueses arremeten, el once y doce de abril con sus huestes; en una maniobra bien planificada, logran tomar circunstancialmente, parte del poder, pero el doce en la tarde noche, los proletarios se lanzan en un contraataque y retoman hacia el trece el poder, mientras muchos de los clase media que veías todos los días en televisión, “vamos a defender la revolución”, fueron los primeros que agarraron hotel rápido, esos eran los que pedían la defensa de la revolución , mientras que la revolución, la real y la auténtica se tiró a la calle, ¿Quién en el futuro, nos podrá decir que, “yo salí a dirigir y coordinar las batallas del doce trece y catorce, contra el estamento burgués”? de bolas que lo dirán y lo dicen a cada rato, los dueños de grupos y partidos, o saltimbanquis de la política; el problema para ellos es que nadie les creerá, la revolución como era de carne, huesos y clases cayéndose a coñazos; sobrevivió a todo eso que llaman la incomunicación; porque cuando es de verdad, crea sus propios mecanismos o se apropia de los existentes y los coloca a su servicio.

En el ataque, la burguesía tenía todos los medios de información bombardeando permanentemente. Durante muchos días, miles de mentes sucumbieron al bombardeo, (porque no solamente asesinaron gente con armas de fuego, sino que también, anularon a combatientes débiles de mente) pero la gran mayoría resistió estoicamente el combate. Cuando ya la burguesía, creía ganada la batalla y celebraba en los grandes salones su victoria, el proletariado se apropió de distintos medios a su alcance, entre ellos la voz, la marcha, el celular, las pintas, el papel de regalo, cartones, megáfonos, una que otra radio comunitaria y con eso y su convicción, desarrollaron el contraataque, que en pocas horas arrasó con las huestes burguesas, quienes huyeron como ratas, a refugiarse en sus mansiones y otras se fueron al exterior, siendo detenidos los que quedaban en las trincheras o los que celebraban despreocupadamente.

La revolución no necesita de esas herramientas para existir, ni de la tecnología, ni la televisión, ni la radio, ni la música. Ahí está esa clave, que es la que nos permite (si logramos descifrarla con claridad) saber, lo que uno tiene que hacer, tratar de sostener esas claves, pensarlas bien, ¿Por qué se emiten? ¿Quién las emite? ¿A través de qué las emite?

Hay gente que pretende incluso de buena fe, hablar a favor de lo colectivo, por la radio, los periódicos, la televisión y todos los otros medios de publicidad; pero ninguno de los que hablan por nosotros, son como nosotros y me refiero a como visten, como hablan, como gesticulan, porque aun siendo negros o indios, se avergüenzan, y se esfuerzan por hablar en el lenguaje del poderoso, el que impusieron los blancos, desde hace más de quinientos años; ahí vemos que los animadores de programas, que dicen estar a favor del cambio, sean de opinión o noticieros, imitando hasta en el modo de caminar a los animadores de los canales escuálidos, lo único que no hacen es vender el producto y eso fue porque los criticaron, pero en los primeros años de la revolución los veías vendiendo cuanto pereto les daban para publicitar, hasta una estafa médica vendían por Venezolana de Televisión. Fíjate bien, un programa que exista o nazca diciendo que es bueno y quienes dirigen se nombran como unos sacrificados por nosotros, que son los más entregados, hay que preguntarle ¿cuánto estás ganando? Porque seguramente, ya están picados de culebra, ya se debe sospechar de eso; no se trata de seres superiores, que nos hablen, se trata de expresar una idea, que nos mancomune, y quienes la expresen, deben tener ese brillo del fuego, que generan las convicciones, esa fuerza interior, que más allá del medio, comunica. Ahí tienes a Chávez, infinidad de personas no lo conocen, pero lloran, cantan, ríen, saltan, se entristecen, lo odian y se arrechan con él, ¿Por qué? es simple, hay una transmisión de fuerza, en ambos sentidos; en cambio, muchos doctos y sabihondos comunicacionales, hablan y hablan y sólo, de vez en cuando, arrancan un bostezo de la concurrencia.

Hay gente que cree que el problema son los medios, que no debemos usarlos, que debemos inventar otros, pero la realidad es que esas son unas herramientas, si a usted le dan una escardilla y se pone a teclear con ella, obviamente que los resultados serán desastrosos, la ignorancia en el uso de la herramienta, no convierte a la herramienta en la culpable del desastre. Los medios existen y deben ser usados, el problema es: ¿Qué vamos a decir por esos medios, cómo lo vamos a decir, quiénes lo van a decir, cuándo lo van a decir, de qué manera se dice? Por ejemplo, ¿Cuál es el mensaje del proletariado en las circunstancias actuales en que todo el planeta está convulsionado y se vuelve reaccionario? ¿andar pidiendo aumentos de salario o mejores condiciones de trabajo? cuando lo fundamental, es estar preparando las trincheras de ideas, para responder ofensivamente a la debacle de la cultura capitalista, eso ya son dos visiones del problema, o si nos dedicamos a defender gremios de cuanta gente necesitada hay o si nos organizamos a partir del todo y con los todos. A nuestra manera de ver, poraí van los tiros, de la contradicción.

De acuerdo con lo que se decida que sea el mensaje, se tomaran los medios existentes y se inventarán los otros que hagan falta y diremos lo que tenemos que decir; estamos seguros de que ese mensaje, se parecerá a nosotros, y no nos creará ronchas o dudas, al escucharlo, como nos ocurrió con el alzamiento de Chávez el noventa y dos, más claro no canta un gallo. Esas son las claves necesarias, asumámoslas.

Un detalle, nosotros tenemos un infiltrado en el poder, que es Chávez, es un buen comunicador, tiene un mensaje y eso lo lleva a infiltrarse. Ahora, si nos infiltramos para repetir la misma vaina, entonces es tiempo perdido, estamos jodidos, el problema es cuando tú te pareces al enemigo, a la larga terminas siendo el enemigo.

Los cambios en la revolución no se harán solamente desde el estado, necesaria es la gente, su participación masiva, Chávez está ganado para esa idea, lo que pasa es que no haya como conectarse, hay una pared hecha de clase media, que evita que se construya el mensaje definitivo, que nos conduzca a realizar la transformación. Tan es así que Chávez sabe eso, que el otro día dijo en televisión, por Aló Presidente, el programa que más se ve en este país, que la vivienda no tiene solución en el mundo del capitalismo, vamos a ver cómo hacemos, para resolver este problema; es arrecho que un presidente diga eso, porque no es cualquier cosa, es revisar todo lo que se ha hecho y buscar otros mecanismos; eso lo lleva a descubrir que no basta la plata y quienes se la roban, sino que es vital crear otra metodología, buscar otros materiales, diseñar otros modelos, estudiar el territorio, en fin, no sólo, lo ha hecho con la vivienda, lo ha planteado con el transporte, con la salud, con la educación, hasta que un día; si ya no lo sabe, se dé cuenta que todo lo aprendido, no sirve para lo que nos proponemos: construirnos como cultura socialista.

¿Quién se come ese kilo de carne?

En el capitalismo nadie lo hará mejor que un capitalista, en cualquier rama u oficio que busquen, pero en el socialismo, el capitalista no será necesario por muy bueno que sea


Una idea para el socialismo. Necesario es que pensemos, trabajemos, elaboremos, viajemos, averigüemos, investiguemos la geografía, las características de la gente, del territorio, y de allí produzcamos una idea; del transporte por ejemplo, ¿Es qué no hace falta el carro? o ¿hace falta diez millones de carro mas, o no? ¿es mejor andar a pie?, presentamos la idea, ella a su vez, debe ser sometida a la práctica; porque el capitalismo no se hizo en el aire, ¿y nosotros vamos a regirnos por qué? aquí está el recurso del método, aquí está, el fin justifica los medios, filosofía de la política, los tipo hicieron toda la vaina, diseñaron el Estado, diseñaron la vivienda, diseñaron la máquina, diseñaron el transporte, todo eso lo diseñaron, hicieron las leyes que justificaban el robo, el crimen, en fin el capitalismo, con esa ley “tengo el derecho y la libertad de joder al otro hasta que él tenga tanta plata (es decir igualdad de poder) como yo y me pueda joder”. Eso lo hicieron los capitalistas. Diseñaron mil años, mil años incubando ese sistema. Entonces unos carajos apurados y mágicamente pretenden,que en diez años, veinte, cuarenta, un carajo de ahí de Sabaneta, les resuelva el peo, sin que de paso ellos participen, pero si lo que no ha resuelto el capitalismo, cómo coño le vamos a pedir que lo resuelva un carajo como uno, cómo le vamos a pedir eso, es imposible. La cultura capitalista execró y sigue execrando a millones de personas, entonces es imposible, que hoy de la noche a la mañana, se incorporen a la sociedad de la que fueron expulsados, sin una coñaza de por medio, hay que quitarle toda la plata a los burgueses, para poder mantener, para darle de comer (comer nada más) a los carajos, porque tampoco es que la riqueza alcanza, para que tengamos piscina y mansiones, igual que los ricos, no da para eso, de vaina podríamos medio comer, un paquete de harina de Mercal, hasta ahí puede llegar la plata (un recurso limitado, muy limitado), porque es, que la riqueza es muy poca. Una de la características del capitalismo es, que es extremadamente ineficiente (aun cuando parezca altamente eficiente, cuando vemos las vidrieras repletas de mercancías que jamás comeremos, beberemos o usaremos; que incluso aun mirándolas no sabemos que son) para producir por ejemplo un carro, el capitalista invierte de la sociedad y de la naturaleza en su conjunto, el doble de recursos, cobra bastante, y los daños colaterales los pagamos el resto. Tienes una inversión masiva, hay siete mil millones de habitantes, entonces el capitalista produce tres veces la cantidad necesaria de alimentos. Tú puedes decir hay comida para alimentar tres veces a siete mil millones de carajos, teóricamente es verdad, el problema es que para tú sostener a esos siete mil millones comiendo, necesitas veintiún mil millones más de pobres; es verdad, produce alimento que jode y lo bota, para mantener la ganancia, fin último o supremo del individuo, capitalista. Cuando tú sacas la cuenta, es verdad, en el capitalismo se produce tres veces mas alimentos que la capacidad de consumo que hay, pero intenta darle de comer a los carajos que están muriéndose de hambre, y sabrás que es imposible.

Todo es finito, absolutamente todo, Pero montados en el tobogán de la cultura capitalista, se torna aun mayor la carencia, y el costo natural y social es muy alto.

Eso es lo que hay que analizar, la sociedad, la llamada sociedad socialista o cultura socialista, tiene que ser altamente planificada y tiene que ser en pequeña escala, controlable, discutible, lo que debe producir y lo que no debe producir, por ejemplo, el mercado no puede existir en una sociedad socialista, en ninguna de sus formas, incluido ese que andan vendiendo por ahí del trueque (la primera forma del mercado fue el trueque, que luego se vuelve moneda a través de la tela, las piedras, los caracoles y otras diversas y distintas vainas que sirvieran de mercancía dinero) todo se mercantiliza, evolucionamos hacia eso, dinero mercancía dinero. Lo que nosotros tenemos que plantearnos es una sociedad, que no parta de la necesidad, para que el mercado no tenga sentido; ningún tipo de necesidad, por lo siguiente, el mercado se establece en función de las necesidades que cada quien tiene. Si tú tienes la necesidad de tela los cambias por cambures que tú produces, cada quien se pone de acuerdo en la cantidad de trabajo invertido en la tela o en el cambur, de allí su precio o su valor es la cantidad de fuerza de trabajo invertida. Ahora si la producción no estuviera en base a esa necesidad, sino que fuera en base a lo que realmente requiere una sociedad para vivir; la sociedad, no el individuo, entonces no importa cuánto se invierte en trabajar para producir telas, o cuánto se invierte para trabajar y producir cambures, si en definitiva todos tenemos que vestirnos y comer cambures (en la zona donde haya cambures). Ahora qué es lo que no puede ser en una sociedad socialista, que una comunidad que vive a orilla de la playa, quiera comer todos los días mute andino, porque tienes que invertir en un transporte para traer esa comida o los ingredientes crudos, esa, realmente no es una necesidad, no lo necesitas, es un antojo que le costaría en inversión de trabajo, mucho esfuerzo adicional para vivir, entonces ya no vivirían, sino que trabajarían para pagar antojos y se les complicaría la existencia. Tienes la opción de comer camarones, puedes comer camarones, pero un andino, no puede comer camarones, esa no es su necesidad, ahora él puede hacerlo, al igual que la gente de la playa el mute, en la medida en la que viajen, como placer, aventura, y compartas culturalmente, con la gente.

La sociedad es pequeña y la sociedad se pone de acuerdo, comparte, se supone que la sociedad socialista, va a partir de la conciencia, no de la necesidad, como el capitalismo, además que la necesidad individual desaparece, porque la necesidad individual es infinita, mientras que la necesidad colectiva, es la exactamente necesaria, lo que realmente un colectivo requiere. Si eso está planificado de verdad, entonces tú no tienes que estar produciendo más comida de la necesaria, porque entonces tú valorarías, la energía, tanto la humana como las demás, por que más comida, implica que trabajes más, eso, es así, tienes que valorar todo, tienes que valorar al otro y al otro, significa la otra persona, que esta ahí: el río, la piedra, la tierra es todo, el viento, todo es el otro, (las estrellas), ese es el otro, tienes que valorarlo, puedes reducir la producción de alimentos a la mínima expresión, a la que exactamente necesitas, para que la energía necesaria se reproduzca.

En una sociedad socialista, el crecimiento económico, la importación y exportación de mercancías, la oferta y la demanda, serán conceptos anacrónicos, que pertenecerán a la prehistoria socialista, deberán ser estudiados como parte de un modelo de producción, absurdo que atentaba contra la vida, los seres de la cultura socialista, deberán catalogar la producción y acumulación de riqueza como una enfermedad mental.


Así terminó esta conversa

Por ejemplo si yo me tengo que comer este kilo de carne me lo como yo solo, pero esa vaina, yo no se qué milagro hicieron y alcanzó para este poco de gente. Si me lo dan me como mi mierda yo solo por que yo tengo hambre, entonces yo ñaña ñaña, ahora mira el coñazo de gente que comió, a lo mejor la gente quedaría con hambre, pero el tipo se adapta y respeta que este colectivo compartió esa vaina, si yo lo hago entre la familia, bueno yo me como medio kilo, porque soy el jefe y punto. Esta conversa asoma la conducta que se puede asumir (sin obligar a nadie) sólo con el ejemplo, a comprender las diferencias entre lo individual y lo colectivo como concepto.

Qué de lágrimas, me dice Otilio Galíndez

Y esa luna que amanece/Alumbrando pueblos tristes/

Qué de historias/

Qué de penas/Qué de lágrimas me dice

Otilio Galíndez


En este retazo de canción están reflejados quinientos y más años de tragedia colectiva, pero está dicho con tanto afecto, que el llanto se nos vuelve pensamiento.

Los pueblos pueden destruirse, o ser destruidos, de mil formas y maneras, por diversos intereses; pero siempre dentro de ellos habrá seres que protegerán la ternura y la dignidad para días propicios. Otilio, es uno de esos seres que atesoró un sentimiento, una manera de ver y ser la vida que se vivió en este territorio convertido en mina por el miedo, el hambre y la ignorancia; para cuando dejemos de ser el minero que somos, podremos valorar en cada parranda este tierno legado que la tierra nos heredó por la vía del cuerpo de Otilio Galíndez.

En estos días de grandes batallas en el campo de las ideas, sirva de agarradero la obra y conducta de Otilio, para decir cosas necesarias, que nos permitan aclarar está pesadilla de la cual venimos y que nos obliga a soñar la posibilidad de ser país desde otra perspectiva; la del corazón colectivo. Por ahora digamos lo pensado sobre lo vivido.


Pesadilla I

Ministerio de cultura invita a la región barloventeña al taller de Culoepuya, Mina y Curbeta dictado por experto alemán quien enseñará novedosas técnicas.

Éramos un bandón de gente, buscando gente, como quien dice, buscando lo que no se nos había perdido. ¿O sí? Andábamos por todo el país, recorriendo calles, de barrios miserables, caseríos de orilla de carreteras y copitos de montañas, donde nos había arrinconado el terrateniente, o la voracidad del capital, rumiando la rabia, siempre ahogada en violencia, droga televisiva y física, (llámese alcohol o cualquier otra), mirándonos hacia dentro, doliéndonos, buscándonos, como gente con raíz, preguntándonos ¿dónde está ese amoroso territorio que el cuerpo, nos dice desde lo profundo que existió, que existe o puede existir?, porque el otro, (el minero, el imitador, el que siempre quiere irse del territorio, el de las prosperidades y los desarrollos y los progresos, el que siempre quiere ser o compararse, con lo llamado primer mundo, como si fuéramos varios planetas, el que dice que sin el celular y la televisión nos moriríamos, que sin la internet el planeta colapsaría, olvidándose de los miles de años de existencia, sin esa tecnología), se había perdido en el fragoroso mundo de los papeles estatales y las artimañas de los empresarios delincuentes, dueños de la propiedad privada en la que nunca invirtieron, ni trabajaron; pero que se chupaban y chupan, apoyados por políticos de mala maña que por comisiones y viajes a Houston entregaban a las transnacionales, toda la materia prima y la mano de obra barata, sin importar la cantidad de mochos, tuertos, tullidos, ñecos, ciegos y drogados, que engrosaban las filas de la pobreza extrema, sin tomar en cuenta la desaparición de ríos, contaminación de mares, destrucción de montañas. Dueños que pululaban y aun pululan conspirando desde hace quinientos años contra la posibilidad de ser país. Propietarios añorantes de lo extranjero, adoradores de lo otro, odiantes y avergonzados de lo originario; que transcurrido el tiempo por vía de sus escuelas y medios de información, nos transmitieron sus miedos, sus hambres y sus ignorancias, logrando que todos como pueblo, nos convirtiéramos en un arreo, de consumidores silenciosos de sus porquerías, al punto de que lloramos y nos caemos a coñazo por entrar de primero, cada vez que se inaugura un centro comercial. ¡Mierda carajo!


Pesadilla II

Experto argentino será contratado por el Ministerio de Agricultura y Tierra, para dictar talleres a los campesinos venezolanos, sobre la siembra del topocho y el ocumo chino.

Eran los años ochenta, la derrota de la izquierda había dejado unos retazos de organizaciones, que por un lado habían pactado o se habían acogido a la rutina de la vida cotidiana del capitalismo, con su compra venta, y por otro, un sinfín de grupos, que iban desde lo moderado, hasta la loquetera sin rumbo, que mágicamente, aspiraban a que los gobiernos cayeran, pero que no tenían un proyecto de país, como no fuera lo imaginado desde los pegostes ideológicos venidos de Europa, Asia y después, de la revolución cubana. Todo parecía no tener salida, la sociedad se deterioraba aceleradamente, los planes era vender el país a como diera lugar e irse a vivir a Mayami, cuanto antes, y que los gringos resuelvan su problema como mejor les parezca, porque de todos modos esa mina siempre había sido de ellos. Venezuela, hasta en el humor; era franquicia.

Mientras tanto nosotros éramos los desarraigados, los odiados de siempre, los calificados como: “chusma”, “turba”, “facinerosos”, “borrachos”, “flojos”, “vagos”, “pata en el suelo”, “sucios”, “zarrapastrosos” “monos”, “lumpen”, “perraje”, “malandros”; buscando respuesta a tanto abandono, a tanto no querer a un país, por parte de sus élites gobernantes, de sus dueños, legalizados en el crimen de la propiedad privada, de sus llamados poetas encumbrados, de sus pintores, de sus músicos, de sus teatreros, ministriles de arepa y ron, con nombre de vino y cabiar, en pulidos salones; de donde después del espectáculo, eran expulsados y sólo les quedaba la voz del amargo chisme, o cuando mucho el jalabolismo eterno, en la búsqueda del ansiado premio que los nombre, cayéndose a piña limpia, por controlar ateneos y casas de culturas o agregadurías en las embajadas; de sus sindicalistas vendidos al mejor postor, de los gremialistas defensores de parcelas conuqueras que les permitían satisfacer sus pequeñas miserias.


Pesadilla III

Taller sobre preparación del sancocho de busco, será dictado a la población venezolana del oriente del país, por sabio austriaco, quien fue contratado por el ministerio de turismo.

Éramos los indígenas y campesinos, expulsados de la tierra por el terrateniente o las máquinas del progreso y el desarrollo, transmutados en obreros, deambulando soledades, rumiando incomprendidos despechos por las calles de ciudades, sin concierto ni armonía, de ritmo enfermizo, hechas desde el apuro de quien debe saquear e irse, porque no tiene ninguna relación afectiva o telúrica con la tierra, eramos solamente un invasor, aun cuando hayamos nacido aquí, porque así fuimos criados, con rabia, odio, sudores, sangre, lágrimas; las nuestras. Eramos todo el despojo acumulado como mercancía en desecho, en un territorio devastado, expoliado, contaminado, con hijos añorando vivir en el extranjero extrañados en la conciencia que les geneneró la escuela, la iglesia y toda la institucionalidad que nos obliga a no ser nosotros, a ser imitadores, a buscar en el afuera lo sobrado en el adentro. Eramos en esencia el desarraigo telúrico cultural heredado por el capitalismo.


Pesadilla IV

Taller sobre fabricación de churuatas, caneyes y chabonos, se efectuará en las inmediaciones de la Estancia, dirigido por el arquitecto italiano, saquiandetti goriletti, quien enseñará a los indígenas la antigua técnica.

Éramos los mal viviendo y comiendo en ranchos, multiplicándonos como conejos y llenando el cerebro, con la cultura máquina, que nos niega en permanencia; perdiendo en cada esquina, el baile, la inteligencia a flor de labios, la gestualidad, la culinaria, la manera del abrazo y el pensamiento calmo; mientras que, en medio de las peas y las drogas, tratábamos de hacer un sancocho de pescao fresco en fogón, en la sala de un apartamento o a la orilla de una carretera, tal y como antiguo lo vimos o nos lo contaron en los campos de donde veníamos, negándonos como si fuéramos lo indeseable, perdiendo la dignidad en cada gesto, dándole la razón por un plato de caraotas a quien menos la tenía, apoyando políticos de mala entraña, para que nos entregaran, cada vez que quisieran, a los dueños de las transnacionales y sus secuaces internos, fomentando lo extranjero, como una salvación, conciliando los desprecios, con tal y los hijos salgan de abajo, negando lo interior para ponderar lo foráneo, aplaudiendo el miserable espectáculo, en nombre de la belleza.

Éramos una trulla de gente buscándose así misma, en los caminos de Juan Gregorio Malave, de Pio Alvarado, José Romero Bello, de Andrés Rodríguez, El gallo de Quiriquire, de José “Chele” Romero, de Tomás Montilla, de José “Chele” Romero, de Guadalupe García, de Juan Esteban García, de Guillermina Ramírez, de Luis Mariano Rivera, de Luís Lozada el Cubiro, de José Romero Bello, de Dámaso Figueredo, de Augusto Sánchez, de Cantalicio, de Magín Bericote, de Pancho Prin, De Pablo la Ñema, de Raúl Orozco, de Micaela Marcano, de Alfredo Almeida, de Eduviges Molina, del Caimán de Sanare,de Julio Chacín, de Reyita Tapia, de María Rodríguez, de José Ramón Villarroel, El Huracán del Caribe, de Aquiles Nazoa, de Otilio Galíndez, que nos seguimos buscando en el alma de Rafael Martínez El Cazador Novato, de José Farías Anjá mi Maestro Anjá, de Perucho Aguirre, de Rogelio León, de Chelías Villarroel, de Ignacio Muñoz, El Ruiseñor de Oriente, de Asciclo Rodríguez, El pollo de los Morros, de Rafael Echeverría, el Fin Fin de La Pastora, de Evaristo Pino, El Grillo, de Los Hermanos Camacaro, de Eneas Perdomo, de Roosvelt Prado, de Teresa Mendoza, de Margarito Aristiguieta, de Teresa Cedeño, de Mario Cedeño, de Genaro Prieto, de Manuel Luna, de Francisco Subero, El Cocuyo del Cafetal, de José Antonio Bolívar, y de muchísimos otros cayapos, que habitaron y habitan playas y campos, sosteniendo por encima de todo avatar, la por sencilla, maravillosa cultura, que puede construirnos como país; sin pose, sin imitaciones, sin copiaderas costosas, porque sabiéndolo o sin saberlo, estos hombres y mujeres, se encargaron de recopilar la sensibilidad de un pueblo sano, en ese gesto de no moverse de la tierra, de no pescar en el río de la ilusión, de creer en si mismo, de sostenerse, de la raíz del corazón; cuando nada queda, como única respuesta a tanto desdén.

Estas claves, nos harán árbol aferrado, con todas las fuerzas, a la tierra, que con alegría habremos de volver.


Pesadilla V

Con el fin de promover nuestro turismo, el ministerio construirá siete imitaciones de Disney World que serán administradas como núcleos endógenos.

Éramos la horda buscándose en el adentro, venciendo la vergüenza de mirarnos a nosotros mismos, tratando de saltar el muro vergonzante de la imitación, el arribismo y la chabacanería, con que se nos construía, desde la fábrica, la radio, la televisión, las iglesias, los periódicos, las escuelas; quitándonos los ruidos de la cultura, del divino hacer, de las bellas artes, de lo sinfónico, del boato y la parafernalia, de los grandes salones; para darnos cuenta del inmenso saqueo espiritual del que fuimos y somos objeto por parte de los piratas del arte, tanto internos, como extranjeros, percatándonos que en vez de exaltarnos, como pueblo, nos hundían en la miseria intelectual; quitándonos las vendas, para ver con claridad que el llamado (teatro, música, pintura, baile) arte nuestro, expresado en los grandes teatros del regodeo y los pulidos salones, no era más que la vulgar imitación de lo extranjero y ni siquiera de buena fe, sino por imposición, sin darnos cuenta que por muy buenos imitadores que seamos, siempre seremos el otro, que nos aplaudirá con un dejo de burla, “son muy buenos para imitar, lo hacen como si fuéramos nosotros”, los imitadores no se dan cuenta, que por muy bueno que sea un alemán tocando culoepuya, sólo será un buen imitador de los barloventeños.

Éramos la gente, preguntándonos ¿Cuándo fue?, qué una caterva de académicos, dueños, promotores de espectáculos y seudos artistas; se dieron a la tarea, de por un lado, ningunear la cultura originaria, campesina, conuquera, pesquera, artesanal, y por otro robarle lo vendible de ella, sus cuentos, sus mitos, su música, su artesanía su pintura, desprovista de todo el entorno colectivo que le hace posible, la forma como se produce, esa que no tiene la necesidad de ser mas de lo que ya es, la que no requiere del espectáculo, la que no necesita venderse, ser nombrada, premiada, concursada, subastada, la que en fin no busca reconocimiento para vivir.

Éramos nosotros preguntándonos ¿cómo fue? qué nosotros mismos nos catalogamos de folcloristas o cultores populares, dándole fuerza a la palabra del dominador.


Sueño uno

Hasta que hicimos posible el 1989, año que habrá de cambiar para siempre esta historia de pesadillas; porque aquí se termina la relación umbilical con el capitalismo y comienza la posibilidad, de que seamos nosotros. Sólo la ignorancia, la fuerza de la costumbre y la cobardía de los líderes, nos devolverá por un ratico; pero nosotros insistiremos hasta dejar de ser lo que somos, y nuevamente ser raíz.

Recordar o exaltar a Otilio Galíndez, (que de paso fue chavista y como él todos los demás, aun antes de que Chávez existiera; incluso, muchos de ellos contribuyeron a que Chávez fuera chavista; sin que a lo mejor él se diera cuenta) no tiene que ver con el ego miserable, sino con la necesidad del sano inventario, que debemos hacer como pueblo, para cuando todo este sistema cultural se vaya por el desaguadero de la historia y podamos pensar, qué país construir, dónde construirlo, con quién construirlo, y por encima de todo, qué ética habrá de sustentarlo, qué modelo de producción nos hará juntos.

Estamos seguros, que el legado de estos artistas, es una fuente primaria (en donde debemos sumergirnos, ya no como saqueadores, sino como aprendedores, para saber, de dónde vienen las cosas tiernas y que entorno las hacen posible) a la hora de escoger camino.

Ojalá, el marasmo no continúe tapando nuestras mentes y seamos capaces colectivamente, de inventar el país que soñamos a partir de la sencillez y la ternura de estos seres que tanto nos amaron en el tiempo del odio foráneo, que aun amenaza con aplastarnos, con su tecnología depredadora y, que ciegamente nuestra tecnocracia, se empeña en imitar como salida, en vez de mirarnos en el adentro, preñado de vida.

Digamos de una vez, de afuera nos llegó la tragedia y sólo los miserables se conforman con la cura, pero nosotros, como pueblo, estamos obligados a ser nosotros y eso no puede ser posible, sino en la medida que amemos cada partícula del territorio, cada acto creador que nos enaltezca.

El afuera, aun de buenas intenciones, mientras no seamos nosotros, es una grave amenaza; sólo el cobarde, el endeble, añorará la cultura de los amos, con el justificativo de lo bello y sublime; como si los cantos de Otilio o Luís Mariano no lo son.

Amaremos verdaderamente al que venga, cuando aprendamos a querernos sin empalizada alguna.