lunes, 7 de febrero de 2011

El que todo ignora, todo aprende; quien nada tiene, todo gana

El mundo de sabios en el que hemos nacido ha colapsado, el aparato de producción se derrumba, sus instituciones sólo repiten inercialmente su ideología, el sistema de compraventa superó los inimaginables parámetros de la especulación, el modo de acumulación del dinero, como representatividad de la ostentación del poder ha estallado, la acumulación y malbaratamiento de energías tocan sus techos y fondos, los bancos, seguros y reaseguros, muestran su verdadero comportamiento, pero también el bodeguero y el conuquero, el pescador y los políticos, los académicos y los ideólogos, los que limpian, y los que escriben, los que pintan y los mesoneros, los actores, y saltimbanquis, los periodistas y los cocineros, los hacedores de todo y los vagos; todos, absolutamente todos, comportamos la ética del robo y el crimen. Hemos vuelto a la piratería. ¡Viva el capitalismo!

Estamos maravillados ante el deslumbramiento que nos produce ver el funcionamiento del sistema en sus exactas dimensiones, mirar sus podridas carnes y su endeble esqueleto. Lo bueno es que está desnudo en medio de la sabana; ya no le calza ningún disfraz. Morderse la cola nunca lo imaginó, ser la decrepitud, no estaba en sus planes, hoy busca con todas sus fuerzas rejuvenecer, ser brioso de nuevo, pero comerse todo el universo, no le será suficiente, aun así lo intentará, y allí su inmenso peligro. Está como necesidad, de quienes no queremos morir como especie, detener semejante desbarajuste.

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