lunes, 7 de febrero de 2011

El plano que no resuelven las elecciones

Sólo ignoramos que sabemos mucho” “somos sabios de capitalismo” ¿Cuándo empezaremos a pensar en el socialismo que no sabemos?


Tengo los ojos rojos, como una Catalana recién salida del agua.

Después de las elecciones del 26 de septiembre del 2010, he leído miles de sesudos y sabios análisis, desde los más científicos, hasta los más delirantes y mágicos, buscando dar explicación a triunfos y derrotas.

Eso me llevó a pensar que una opinión más no encarataría el asunto. Agregaré que en la confrontación de clases este es un plano no resuelto de la revolución que, se supone, debió resolverse en las penúltimas elecciones para diputados, en donde las fuerzas de la reacción, se retiraron porque no estaban en condiciones de dar una batalla, que sabían perdida de ante manos, en condiciones desastrosas y que posiblemente su recuperación sería larga y complicada y por tanto prefirieron preservar las pocas fuerzas y prepararse para combates futuros, el resultado es obvio (El capitalismo sabe por viejo, no por zorro) las fuerzas vuelven a estar en ese punto, nada ha variado, y eso es lo que debemos analizar, ¿Qué hace que aparentemente se estanque un plano de la revolución?

¿Qué hemos hecho, las fuerzas del cambio en la revolución, para fortalecer el pensamiento que debe sustituir al capitalismo, a la cultura capitalista? ¿Por qué no se ha disuelto este plano en la revolución que vivimos? está allí preñado, lleva seis años de preñez y no termina de reventar, ¿Qué hay en la barriga de la sociedad que no termina de estallar?, ¿Qué es lo que la gente todavía no define? ¿Habrá que salvar a los ministerios o no? ¿Hay que tener corruptos, hay que dejarles el país a los empresarios criminales y ladrones nuevos y viejos? ¿Es el presidente el encargado de hacer estallar o no la vaina?, ¿Soy yo, nosotros, o no somos? ¿Cuál es mi papel, o no es mi papel, o nuestro papel será el toalet? Todas esas interrogantes están dentro de esa preñez en la que de paso nos encontramos como líquido amniótico y no como feto, y por supuesto que genera desazón a la sociedad en su conjunto.

Hace siglos dijeron: “problema que no se piensa no tiene solución” Este plano de la revolución no se resuelve porque no ha sido pensado en el entendido de no saberlo, y eso nos lleva a dar respuestas conocidas, sabias, y no las que deben ser. Un problema que debe ser resuelto por el colectivo se deja en manos de un individuo, partiendo del principio, de que es sabio, porque tiene la profesión que corresponde, pero nadie se pregunta ¿Por qué, tiempo después del ejercicio del cargo, el problema sigue igualito luego de los paños calientes con ingentes recursos? nadie se pregunta, sino que inmediatamente las respuestas son mágicas, “voten al ministro”, “expulsen al diputado”, “ese director no sirve”, “pongamos uno idóneo”, o el mas fácil de todos, “Chávez tiene la culpa”. Hemos visto pasar por los diferentes cargos a distintas personas, todas sabias en sus áreas, pero ninguna con la suficiente humildad para decir no sé lo que hay que hacer, los convoco a todos.

Todo lo signa el apuro, las soluciones deben ser para ayer, a nadie se le ocurre que ya fue ayer, antier, y tras antier, cuando se dijo que la solución era para ayer.

Veamos el problema de la vivienda, a nadie se le ocurre pensarlo como un negocio necesario para el capitalismo, que barrios y urbanizaciones, por muy bonitos que los pongan, son el alimento del capitalismo, y por tanto no tienen solución en el marco del capitalismo, ¿cómo es que no se le dice la verdad a la gente para que busquemos entre todos la solución? y seguro estoy, que la encontraremos, porque hemos hecho no sólo las casas de los ricos, sino también los ranchos donde vivimos, pero no, cada vez que el ministro no da pie con bolas, enseguida aparece la barita mágica de otro ministro, con otros directores con los métodos constructivos rápidos, del ahora sí, con los chinos, uruguayos, japoneses, rusos, y nosotros por fuera como la guayabera; siendo los necesitados, ¿Qué ocurre? lo de siempre, una gran fuga de riqueza para otros países y nos dejan peor que antes, así en la salud, el deporte, la educación, la comida, la agricultura, el arte, el pensamiento; siempre buscar en el afuera, lo que nos sobra en el adentro, porque quienes gobiernan están educados por el afuera y están ciegos, sordos y soberbios en su sabiduría, porque cuando intentan comunicarse con nosotros, no pueden porque hablamos lenguajes distintos en el mismo idioma, son gestos, modos de vivir, que hacen que veamos los problemas con distintas ópticas y al final siempre mandan.

Todos somos productivistas, a cada problema, la solución es producir más, nadie discute el modo de producir, nadie entiende que más riqueza es más pobreza, que la riqueza es quieta y siempre debe ser producida, mientras que la pobreza es viva, expresada en gente, ríos, aire, tierra, vegetal, mineral, luz, agua; que se deteriora viva y se reproduce como deterioro, que la producción de más riqueza nos deja más basura y más pobreza.

En una revolución y particularmente en esta que vivimos las respuestas del pasado, todos sabemos que no han resultado sino en beneficio del capitalismo. ¿Es que acaso La Unión Soviética, China y todas las demás experiencias, que se han experimentado en nombre del socialismo y el comunismo no han terminado en el ámbito del mercado capitalista, de la cultura capitalista? Nadie se pregunta ¿Dónde está la casa modelo socialista que creo la Unión Soviética, que obligó a las personas a cambiar de la cultura individualista del capitalismo a la cultura solidaria y colectiva que debe ser el socialismo? Y no me refiero a los discursos, todos bellos sobre la solidaridad, la paz y todo eso que nos viene del no matarás, no codiciarás, no robarás, o el nunca practicado amaos los unos a los otros, sin que por ello, en esos dos mil años se haya hecho un solo esfuerzo por destruir el aparato poderoso, que nos esclaviza hasta estos días.

La solución de este plano está en el otro experimento, en el otro pensamiento, en su confrontación futura, no en el cambio de gente por gente, sino en el cambio del dato cultural con el que vive la gente, no de una partícula de la gente, sino de todos, y para ello se debe concebir una idea o miles de ideas que converjan en la necesidad de crear una cultura, una sociedad; en donde todos participemos de tú a tú, no como dueños y esclavos o, directores, supervisores, gerentes, dirigentes de obreros, no como maestros de la escuela capitalista, creadores de dueños y esclavos y gerentes o supervisores, directores, o médicos que deciden tu cuerpo, o gente que se encargue de la seguridad de otros, a quienes siempre roba él o quien le paga a él tal y como nos ocurre en el hoy.

Necesitamos una cultura, que no siga pidiendo que le resuelvan la inseguridad desde el Estado, la escuela, en fin la vida, porque el Estado no es ningún resolvedor de problemas a nadie, porque el Estado es una maquinaria que legaliza la violencia de quienes detentan el usufructo de la riqueza que produce la mayoría, pero con el tiempo, la lucha de clases le fue otorgando otros deberes que le son extraños, como la asistencias social permanente; es por ello que hoy el Estado no le sirve a la burguesía. Desde los años setenta, los burgueses buscan convertir el Estado en una maquinaria mas acorde con los tiempos actuales, que le permita el control directo sobre todos los recursos planetarios sin que los frenen leyes que le entorpezcan el robo.

Para quienes deseamos cambiar, aparte de luchar por destruir el viejo modelo opresor, nos toca diseñar otra cultura. Mal podemos pensar que esa escuela, que esa fábrica, que ese ejercito, que esas iglesias de cualquier signo promotoras de miedo y sumisión nos puedan servir para la otra cultura. Este plano nos pide con urgencia el pensamiento masivo, que quienes ambicionen el cambio y ejerzan algún control en el aparato estatal inviertan masivamente para que las grandes mayorías tengamos acceso a la verdad que generan los problemas y por el otro para que pensemos en las soluciones que mas convienen, porque lo demás es el acto mágico de seguir creyendo que un líder o un grupo de iluminados líderes, nos resolverá un problema, que sólo y exclusivamente nos atañe a todos.

Nos toca hacer posible, en el ámbito físico el nuevo concepto de lo participativo y protagónico; porque no es cambiar a unos por otros, para volver a la representatividad en el gobierno, la asamblea, los tribunales, las fábricas, porque al final, seremos obreros administrando viejas fábricas, que nos volverán nuevos ricos.

Esto no se logrará dando más, enseñando más; se logrará en la discusión, en el experimento y su difusión. Cuando el capitalismo se instauró, creo su propia arquitectura, su arte, los edificios, las urbanizaciones, los barrios, y dejó los castillos como museos o depósitos para mostrar el poder, la memoria de lo enemigo, cambió estilos de vestir, comer, calzar, reestructuró la familia a conveniencia, creo pues, otra cultura radicalmente distinta al feudalismo; mal puede pensarse la otra cultura, como continuidad del capitalismo. ¿Por qué si los europeos son desarrollados, han progresado, no viven en ranchos insalubres, tienen estándares de vida elevados; están en huelga, y temerosos de perder los privilegios?, entonces es valida la pregunta ¿Qué necesidad tenemos los venezolanos de crecer y ser desarrollados, si después los descendientes estarán haciendo huelgas e invadiendo países para sostener el progreso, el desarrollo y el crecimiento económico tal y como ocurre con los Estados Unidos y los europeos? Por eso la otra pregunta ¿dónde está, con el corazón en la mano, la muestra de la vivienda colectiva, que no porque sea un edificio o una casa de vecindad es colectiva? ¿Dónde el experimento de la siembra, la creación del vestido, el calzado, junto con la casa, la herramienta, el territorio, la comida, la salud, la diversión y el aprendizaje integral; la otra producción que debemos diseñar entre todos, que nos estabilice y no sigamos siendo mineros desterrados en la propia tierra, tal cual hace quinientos años? ¿Dónde la producción para no seguir siendo agrocriaminero tecnoexportadores de riqueza de mil formas y compraadoradores de cuanta basura se produce en otras partes? ¿Dónde la producción que no nos haga ser copia, papel carbón, marionetas de los otros? ¿Cuándo será la dignidad por comer, vestir, calzar, saber y construir lo que nos toca?, ¿Para qué estamos en medio de una revolución, si seguiremos imitando o esperando el pensamiento crítico y la aprobación del extranjero? ¿Cuando coño dejaremos de ser de derecha o de izquierda, como si tuviéramos un rey, y nos decidimos a ser venezolanos? ¿Cuándo es que nos deslastramos de las miserias mentales en que nos sumió el capitalismo? ¿Cuándo decidimos que nos toca y no cuando otro lo quiera? ¿Dónde el sistema de transporte que no sea la autopista y los carros y los macro trenes. para seguir trasladando mercancía? ¿Cuándo pensaremos por nosotros mismos? En quinientos años sólo hemos repetido y practicado como focas y loros el pensamiento europeo, en todas sus formas y variantes, incluido el socialismo o comunismo en todas sus vertientes, necesitamos con urgencia ser nosotros. Cuando hablemos de eso, sabremos quién ganará la batalla final, porque entonces ya no estarán los salta talanquera, los traidores, los buscadores, los mentirosos, y tendremos los combatientes que prevalidos de una idea, lucharán a conciencia por ella; pero hasta ahora, estamos empeñados en resolverle las carencias al capitalismo, como si nosotros las hubiéramos creado. O la inseguridad, como si nosotros tuviéramos fábricas de armas; o el problema de las drogas, como si desde antes no existe la ansiedad y angustia de quienes la consumimos como trabajo, alcoholes, deporte, diversión televisiva o deporte extremo, como arte, o cocaína, anfetamina o sexo, internet, o lo que usted prefiera para evadir los estados de alienación; porque es insoportable vivir esta tragedia, que es la cultura capitalista; pero no lo sabemos. Aun hay más; el problema de la droga no es atacable sin el concierto internacional, porque es un negocio internacional; es iluso pedirle a un Estado que resuelva un problema que a lo sumo, sólo puede ser minimizado con inversiones altísimas para el país que lo intenta. Mucho menos podemos resolverlo en Venezuela, donde el vecino produce miles de toneladas diarias y el norte las consume y para la guinda, son los enemigos mas acérrimos que tenemos en la revolución, o los huecos de las carreteras que produce el capitalismo o la escuela o la falta de agua o energía de cualquier tipo, que se chupan las fábricas, o toda la mierda que en definitiva estamos viviendo; no perdamos el tiempo en buscar solución a lo que no lo tiene.

Cuando criticamos lo no resuelto en el capitalismo y decimos que la revolución está en peligro olvidamos lo vivido en estos veinte y tantos años desde el 1989. Se han cuestionado y desbaratado formas orgánicas que eran pilares del sistema, como los partidos, hoy todos los partidos de derecha e izquierda ya no existen con la fuerza que antes tenían en el imaginario colectivo, las instituciones del sistema todas han sido cuestionadas, dándose en su seno grandes batallas; se ha experimentado, vía misiones, una gran cantidad de opciones, que al inicio entusiasman a las mayorías, pero la fuerza de la costumbre devuelve su accionar al marco tradicional, se hacen esfuerzos diarios por crear diversas formas orgánicas fuera de la institucionalidad; en el marco de esas batallas hemos logrado lo más importante, acumular una fuerza constante de cinco millones de personas, que no los arredra nada, que se ha curtido en mil batallas y que está dispuesta a experimentarse en las nuevas ideas que todavía no surgen, pero que intuimos necesarias; se ha puesto en evidencia que los viejos métodos de lucha de la izquierda, en cualquiera de sus variantes, han sucumbido ante el empuje de las fuerzas revolucionarias. Hoy el conocimiento que tiene cualquier obrero sobre su papel en la historia es superior. Todos los estamentos de la sociedad han sido movidos, todos los miembros de la sociedad participan de una forma u otra en el proceso transformador; esta es la gran ganancia, en esta guerra de clases enmarcada en la revolución.

La sociedad está extremadamente enferma, pero no es culpa de la revolución, es la enfermedad social la que posibilita a la revolución. El tejido social está carcomido, la manifestación delincuencial está en los dueños de bancos, en las empresas, en el Estado, en la clase media y en los sectores más empobrecidos; pero la cagazón de la clase media, presiona la aparición de la férrea dictadura; buscando abortar el proceso de cambio a nombre de su aparente estabilidad; desconociendo que está despertando un monstruo de mil cabezas que la arrasará en segundos.

Lo que nos toca hacer como pobres, es producir ideas en el otro plano de la revolución, no puede nacer aquello que no se ha pensado, no puede nacer aquello que no se ha soñado. No porque digamos muera el capitalismo o el capitalismo esta muerto o se está muriendo; es un hecho. No porque tú digas socialismo o comunismo, o marxismo o chavismo se resuelve algún problema de la humanidad; no lo puede resolver, porque la palabra, la ideología, no contiene en si misma ningún tipo de solución. Porque es acto mágico, cuando no tiene relación vital, no es práctico.

Una sociedad que todavía no está discutiendo casa, no está discutiendo comida, sino que está pidiendo que se le satisfaga o que se le resuelvan los problemas, generados por la cultura capitalista durante quinientos años en este país; no está preparada para cambiar. Por lo tanto estamos obligados a pensar esos hechos, porque los recursos son finitos y las riquezas también.

El gobierno está tratando a través de sus políticas o de sus diseños, de resolver un problema que le corresponde al capitalismo, pero como es una consecuencia de la existencia de nuestra cultura, jamás podrá tener solución. Los pobres del mundo debemos abandonar esta cultura y crear otra en donde ya no existamos como tales, (la vivienda, el agua, el paisaje, la luz, los ríos, el mar, los bosques lo que sea no tiene solución de continuidad dentro del capitalismo) todavía no nos hemos pensado como parte de un territorio, no hemos soñado la idea de país; por ejemplo, si las casas serán unifamiliares, multifamiliares, como comerán, si tendrán cocinas colectivas que no industriales, si habrá hospitales o no, si ejercito o no, si escuelas o no.

El malestar de la gente es, que cómo no tiene claro que está ocurriendo, tiene la desazón, no tiene la información, no puede decidir sobre cosas que puede hacer y decir, todos lo sabemos; si se nos entrega información a las grandes mayorías, podemos resolver problemas, no del capitalismo, sino de lo que toca hacer, de cómo resolver con nada de recursos, pero el plano donde está instalado el gobierno, lo maneja la tecnocracia, la burocracia; ellos creen en el desarrollo, en el progreso, en el crecimiento económico, porque allí son sabios; hablar de lo que no se sabe, desequilibra y el poder siempre necesita la seguridad y ésta, siempre está, en lo que se sabe.

No podemos ni siquiera alertar, pero debemos invitar a ver las cosas de otra forma; no es sencillo, asusta; pero no tenemos otro camino. Soñar, pensar, averiguar, experimentar al socialismo; aun cuando el capitalismo no nos deje.


Epílogo para quienes creen que lo anterior no tiene que ver con el 26 o viceversa


Desde hace tiempo cada vez que se avecinan campañas electorales, del lado del chavismo hay risas en los medios oficiales y hasta un dejo de burla, porque las marchas de los escuálidos son poquitas, no les va gente, no tienen una gran organización y no tienen líderes carismáticos. Que las de nosotros son que jode, que tenemos un gran partido, un líder carismático, y unos carajitos más arrechos que Goicochea.

Pero hay una constante, todos ellos van a votar. La burguesía tiene conciencia de clase y usa las herramientas que tiene a su favor para atraerse a la estúpida clase media y algunos ilusos pobres ideologizados con el cuento de que todos podemos ser ricos. No necesita líderes carismáticos, ni maquinarias partidistas, los medios de información le sirven para resolver la convocatoria, y nosotros en vez de fortalecer políticamente a nuestro ejercito de cinco millones y medio de combatientes, estamos es pendientes de saber si la tarúpida media clase, quiere un carro nuevo, una nevera, un pantalla plana, un cargo, que le aumenten los sueldos, que si no le han pagado las deudas; que le arreglen los huecos de la autopista, que les den seguridad, que les den, que les den, que les den, una patá por el culo. Señores, el hambre, la ignorancia y el miedo de la clase media, es infinitamente grande, no se saciará jamás; cambiar, le cuesta mucho.

Sólo el fortalecer la conciencia, en la construcción de otra cultura, es lo que hará que los desfiladeros de la historia, reciban en su seno toda la tragedia humana.

1 comentario:

  1. Si los baños fuesen colectivos, aumentaría el espacio disponible para habitaciones y otros usos.

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