lunes, 7 de febrero de 2011

El ego no se puede guardar en el escaparate

El ego no lo puedes poner fuera de tu cuerpo, guindarlo en un escaparate, guardarlo mientras regreso, necesario es saber, que eso está ahí, que lo cargo, que convivimos con él, pero que nuestra lucha está, en superarlo, fortaleciendo el dato de lo colectivo, en el individuo.

Hay una cantidad de cosas que nosotros disfrazamos para no asumir tareas, para no asumir responsabilidades. Nosotros no estamos valorando lo que estamos produciendo, no valoramos el ser Venezuela, quien produce una revolución, y eso está en las elites que gobiernan, en las elites que no quieren que el gobierno gobierne y en las elites de quienes estando con el gobierno o en contra del gobierno eso desean.

Todo el mundo tiene el problema de no quererse a si mismo, dentro de un territorio, dentro de un país, todos somos imitadores de guevonadas de afuera, ninguno quiere construirse desde aquí y cuando digo desde aquí, no estoy diciendo, me voy a poner a pintar como Cleto Rojas, me voy a poner a cantar como Eneas Perdomo, o como los galeronistas, no, no; no me estoy refiriendo a eso, me estoy refiriendo, a que nosotros vivimos en una ciudad vuelta mierda, escoñetada, repetida en miseria que nos viene de afuera, de donde como pobres no podemos salir, no te vas a poder ir porque eres pobre, no te queda otro camino que quedarte, a menos que ganes la lotería del atraco (y ni éstos, porque sucede que los pobres no estamos conformados para asaltar y obtener grandes botines, tan sólo somos rateros, ladrones de carteras, una bicicleta, gallinas) y te corones y te puedas ir, como se van los presidentes, como se van los ladrones empresarios, estamos obligados a construirnos aquí, no tenemos otro camino. Ahora, hay que pensar ¿Cómo vamos a vivir en este país? si el país que somos, no nos deja vivir, porque tiene dueño, este país tiene dueño, no hay forma de que los pobres vivamos como soñamos, no hay manera, tiene dueño y apellido, nosotros estamos obligados a cambiar a como de lugar, a través de lo que sea, pero para eso necesitamos fortalecer una idea posible, nosotros hemos hecho experimentos y los hemos individualizados, por no querernos, estas casas que hemos construido, los periódicos, los dibujos, las canciones, los libros, todo lo que hemos hecho, no lo hemos valorado como producto de un colectivo, sino que al final decimos, no, eso lo hice yo, eso es mío, chamo no es tuyo, es mentira la vaina, te está jodiendo, te está escoñetando el ego, porque tú sabes que eres lo que eres porque existe este colectivo, hermano, no por otra razón, pero no queremos fortalecer eso, porque está la gran contradicción en nuestro cuerpo, del ego y lo colectivo. Colectivo es lo que sueño, el ego es lo que soy (en nuestro cuerpo y en lo social, no es una cosa que tú la inventas, es una cosa que estás viviendo) pero me refiero a la vaina individual, es eso lo que nos toca discutir.

Está por encima de nuestras miserias lo que estamos produciendo como idea, de bolas que nos asusta, nos caga, que nos llamen locos, sollaos, por estar diciendo todas estas vainas, pero es la única idea que hay que fortalecer, revisen en cada uno de nosotros, en la conciencia, libros de Lenin, de Marx, de los venezolanos, todos los intelectuales, que ustedes quieran, de los latinoamericanos, los que ustedes quieran y pregúntense, si en alguno de esos libros se habla de la casa socialista, pregunten si se habla de cómo se come en el socialismo, pregunten si habla de cómo se trabaja en el socialismo, pregunten si en un libro de esos se habla de cómo van a ser los ríos en el socialismo, pregúntense eso y verán que por ninguna parte aparece, y sí nosotros, nos estamos percatando de eso, en plena revolución.

Cuando el planeta se está volviendo trizas, cuando el capitalismo se va a la mierda, cómo no vamos a valorar el diseño de esa idea, el concepto que estamos pensando desde aquí, que no lo están pensando ni en Japón, ni en La China, ni en los Estados Unidos, ni en Francia, se está pensando es aquí, donde hay un pueblo en revolución, por qué no valorar eso, por qué no hacer ese esfuerzo de querernos, de querer lo que estamos diciendo y lo que estamos haciendo, ¡ah no! ¿Qué quiero fortalecer todo este palabrerío, para ganar plata, para cogerme un culo?

Pararnos hermano, la idea es muy poderosa, para que la sostengamos los miserables individuos que somos; nosotros fuimos construidos como individuos, no como dato colectivo, nosotros no estamos pensando, porque somos súper arrechos, no vale, es que hay una intracultura en el cuerpo natural, que nos está diciendo, tú no naciste solo en el mundo, vale, obedeces a un hecho colectivo, expresado en toda la vida, por eso eres un acto colectivo en sí mismo, habita en ti la vida de miles y millones de formas, pero somos tan miserables, que estamos valorando de hace quinientos años, el humanismo, el individualismo. Estamos tan ciegos en la miseria, que es más importante mi individualismo, que la idea que estoy produciendo como colectivo, pero el señor ego, cuando menos uno acuerda, aparece y nos dice: todo es tuyo, eres el gran genio que nadie quiere reconocer, dedícate a lo tuyo, no pierdas tú tiempo, con esa gente que no te quiere, pendejo vas a terminar como Bolívar.

Esa es la gran contradicción entre lo individual y lo colectivo. ¿Qué cultura ha de prevalecer en el futuro? Hagamos el esfuerzo por darle mayor fuerza a lo colectivo como dato cultural. Esa es la tarea del momento, sin negar el valor histórico y las bolas que Chávez le está echando a esta vaina; pero no nos puede dar una receta, él tiene que hacer el trabajo que a él le toca, pero él no nos puede hacer el trabajo a nosotros. En este tiempo, nosotros como pueblo, le estamos exigiendo a Chávez, que piense por nosotros, señálame un camino, pero cómo hace, si eso no le toca a él, porque no puede ser un hecho individual; si no, resultará en lo mismo de siempre.

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