lunes, 7 de febrero de 2011

Tan viejo y no ser uno mismo

¿Cuál es la pelea que estamos obligados a librar los pescadores, los campesinos, los obreros, mujeres y hombres, que deseamos cambiar el mundo social desde Venezuela? Mirarnos a nosotros mismos y no estar pendiente como pueblo, de mirarnos en un espejo, de estar imitando, de copiar, para que los dueños del mundo, nos aplaudan y digan, que bueno son estos esclavos venezolanos, nos imitan a la perfección; mira al maestro Abreu, mira a los filósofos, como interpretan a Mozart, como leen y copian a Marx o a Foucauld, son unos fenómenos.

La pelea es valorarse, no necesitamos que nadie de afuera nos valore, necesitamos crear los hechos necesarios, para andar en la vida de forma natural, sin que el concepto nos determine o nos niegue; valorar las hechuras colectivas.

Somos una fuerza, que tiene la necesidad de existir como conciencia y construirse como sociedad; somos, por ahora, la horda siguiendo líderes, con necesidad de dejar de ser, para mirarnos en círculo y ser la horda, para la horda, en lo que la horda, quiera ser.

Ya pasó el tiempo de los dioses, de dios, del individuo, a quienes todos obedecíamos, por hambre, miedo e ignorancia.

La creación consiste en preparar las condiciones productivas, que posibiliten la desaparición de la esclavitud, y que vuelva costumbre lo colectivo; en la medida en que nos valoremos desde y con lo otro.

Eso pasa por saber como pueblo, que no podemos seguir imitando a los intelectuales, académicos, busca títulos, esgrime privilegios; por entender que las escuelas, del signo que sean, sólo nos devuelven a la esclavitud colectiva, aunque puedan salvar del hambre, a unos pocos trepadores, individualistas, egoístas; estamos obligados a entender, que un pueblo constituido en fuerza revolucionaria, debe cuestionar y poner en tela de juicio, todo valor ideológico, que remache la servidumbre, expresada entre otras cosas, en el pensamiento que se imita; no puede ser, que hagamos una canción, un cuadro, un poema, desnudando las llagas del sistema y deseemos con todo el corazón, que los dueños del mercado, nos lo reconozcan, y si no lo reconocen, entonces descargamos una sarta de amarguras, porque no hay aplausos.

Como sea, sin esperar nada a cambio, debemos decir lo que atormenta en el cuerpo colectivo, brotar, procesar, digerir, vomitar, lo único que somos, en compañía de los otros naturales que somos, es eso; no es más nada; de allí nacer en los otros, que ya no seremos.

Tan viejos y no intentar en revolución, ni siquiera ser uno mismo; eso es una aberración de cualquier pueblo, que no merece sino la esclavitud para siempre. Un pueblo que ande pendiente de una pantalla, para que vean con quien se echa palos, está perdiendo el tiempo; tenemos que morir es luchando, por el sueño, a sabiendas que los dueños, no nos aplaudirán; al contrario nos perseguirán hasta en el cuerpo de aquellos, que nada tienen que perder, pero que aún viven la ilusión de tener y están dispuestos a matar a sus iguales, a favor de los dueños. Nosotros como pueblo, debemos morir contentos de que otros vivirán, como los hemos soñado.

Hagamos, inventemos el mundo, sí, somos caudal, río, en alguna medida el universo; y si ese universo no se muestra en su totalidad, algo se frustra ahí; imagínate un universo mirándose en otro universo, no puede aparecer nunca como un universo, porque va invertir el tiempo en el otro universo que lo mira, deseando ser nombrado desde el otro, cuando no necesitamos ser nombrados, porque ya somos; necesitamos es cambiar, ser el universo mismo, más nada.

Nosotros generamos una revolución que por tanto es única, en vez de reforzar esa fuerza, convertirla en conciencia, nos preocupamos de que otros nos digan si vamos bien o mal, cuando el planeta entero, tiene los ojos puestos en este territorio, cuando no tenemos nada más que demostrar, porque al contrario la realidad es que en el planeta, se nos está pidiendo el para dónde vamos, hay un coñazo de gente, que tiene que ver con eso, y que no son el fanático estúpido ese que anda por ahí, sino una gente, que anda pensando, que lo desea, que lo comparte, en un tiempo donde ningún país, está desarrollando ninguna idea colectivamente. Agarre usted, busque de ejemplo a cualquier país, sin menosprecio, desde el movimiento más pequeño, hasta el más grande, veamos quién está poniendo a pensar a nadie, sea de izquierda o sea de derecha, ¿quién?. ¿Quién te está poniendo a reflexionar?

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