lunes, 7 de febrero de 2011

Mi amigo es el enemigo más cercano

(O cuándo haremos memoria histórica de la amistad.

Quinientos años sin pensarnos como nosotros es demasiado)



Carlos Javier Mendoza, Angel David Mendoza, Matilde Mendoza, José Miguel Mendoza, Juan Manuel y Livia Lucero Mendoza, Freddy Mendoza, Ramón Mendoza, Marlene Rodríguez, Luis Cedeño, Grenchy Martínez, Mariana Martínez, Juan Carlos y Moisés Ascención, Juan Fernández (Macuro), Antonio Ayaro, Argemiro Palencia, la gente de Tiuna el Fuerte que estuvo en El Cogollo (por no saber todos los nombres), Armando Rodríguez, Ruth Sánchez, Maribel Matute, Adriana Sánchez, Marcos Matute, Belkis Corso, Luis Ignacho Tapia, Yelitza Machado, Carlos Angulo, Ignacio Padrón, Gino González, César Leal, Napoleón Barreto, Alexander Narvaez, Ramón Carpio, Rafael Suárez, José Roberto Duque, Roosevelt Prado, Juancho Tapia, Gustavo Borges Revilla, Heizel Patiño, Andy Franco, Jorney Madriz, Miguel Angel Rojas, Julia Mendez, Rodolfo Sarmiento, Douglas Salas, Pompilio Santeliz, Aguasalá, Raúl Brito, Edree Pineda, Juan Pérez, Liz Sandoval, Iskanawayu y Jaime Sandoval, Dulce Rumbos, Denis Rumbos, Minerva Rumbos, Rolando Chacín, Braulio Y Neida Boada, Violeta Moreno, Ricardo Arias (Negrín), Elina Tineo, Carlos León, Marcos Cordero, Maroa Reyes, José Manuel Armas, Maritza Sánchez, Vilma García, Alberto Valderrama, Magaly Castro, Pedro y Beltrán Ballesteros, Caribay Barreto, Luis García, Pierre Gorrin, Laura, Elizabeth, Felix de la Cruz Millán, José y Yormary Bolívar, René Barco, Asdrúbal Medina, Yamelys Gómez, David Arráez, Diego Sequera, Daniel, Dulce, César y Carmen Rojas, Eli Bravo, Nereida Ferrer, Anibal Tobón, Yadira Ferrer, Helis Briceño, Félix Caraballo, Evaristo Pino, Rafael Echeverría, Jarvis Rojas, Gabriel Gil, Joel Pineda, Frai Silvera, David Sánchez, Braulio Alvarez, Lalo, Victor, Carlos, y Francisco Moreno, Rocío e hij@s, Edgardo Peña, Salvatore, Yonson y Gerson, Jorge Delgado, Juan Pablo Rodríguez, Mireya Rodríguez, Omar Pérez, Eduardo Piñero, José Mendoza, Luis de la Cruz, Elizabeth Campos, Lorena Villegas, Carolina Saavedra, Mirna Sojo, Maryann Hanson, José Antonio Negrín, Maritza León, Osmar Romero, Asdrubal Rivero, Enrique Irigoyen, César y Enrique Cordero, José Villegas, Mota, Joel Millán (el magnífico), María de los Angeles, Yanair.

No todas las personas nombradas en este libro están de acuerdo con estos escritos, pero sí participaron en estas conversas y su aporte es tan importante como los aportes de quienes participaron y están de acuerdo. Este libro no sería posible sin alguno de ellos)

Ediciones El Cayapo

Título: Mi amigo es el enemigo más cercano o cuándo es que haremos memoria histórica de la amistad
(quinientos años de no pensarnos como nosotros es demasiado)

Autor: Colectivo

Editorial: Ediciones El Cayapo.
Correo electrónico: rmon_mendoza@yahoo.es

Registro legal: Sin Deposito de ley

Diagramación: Gustavo Borges Revilla, Ramón Mendoza

Grabación: Adriana Sanchez, Juan Manuel Mendoza,
Marcos Cordero, Maroa Reyes

Transcripción: Adriana Sanchez

Corrección y aportes fuera de conversas: Yadira Ferrer, Anibal Tobón, José Roberto Duque, Luís Cedeño, Juan Manuel Mendoza

Impresión: Asdrúbal Medina

Diseño: Gustavo Borges, Ramón Mendoza

Ilustración de portada: Ramón Mendoza

Coordinación de Guillotinado, compaginado y pegado:
Asdrúbal Medina, Yamelys Gómez



Primera Edición

Financiamiento: Juan Manuel Mendoza, Marcos Cordero, Maroa Reyes, Rafael Suárez, Ramón Mendoza

Aporte en fuerza de trabajo y parranda: Todo el equipo que participó en las conversas.


Impreso en la República Bolivariana de Venezuela
(en pleno proceso revolucionario, donde construiremos el socialismo sin empresarios ni obreros)


Se permite la reproducción parcial o total de este libro sin la autorización de nadie.
Derecho reservado única y exclusivamente a quien quiera usarlo

Dedicatoria

A todos los que puedan perder la esperanza porque tendrán la certeza de que no entrarán al reino de los cielos ni a su complemento el infierno, pero tampoco los cuidará un robot en el disfrute de la ociosa felicidad.

A todos los muertos del capitalismo, a todos los muertos de dogmas e ideologías, a ti y a mi, los que debemos separarnos del capitalismo para poder andar juntos.

En lo cercano a todo lo que huela a Cayapo, Ignorares y Hip Hop para enterrar la cultura capitalista.
Por último a los amigos
que son el enemigo más cercano.

Aclaratoria (y advertencia)

Antes de ser escrito, este libro fue hablado, conversado, discutido. Es decir, no es esa clase de libros tradicionales que pasaban directo de la mente enferma de un autor enfermo (de individualismo) al papel. Nada de eso: este libro pasó por varias mentes enfermas, de allí a varias lenguas viperinas, luego a un grabador digital, más tarde a una computadora, posteriormente a un asunto misterioso llamado fotolito y luego al papel. Pero ahorrémonos unos cuantos pasos y concretemos para ir a la verdad de la gestación de estos materiales: buena parte de ellos fue producto de discusiones y conversas, al borde o en el centro de parrandas y reuniones, y al final convertido en libro. Digamos que es un libro hablado y conversado, y que el trabajo editor de Ramón Mendoza, Adriana Sánchez, Matilde Mendoza, José Roberto Duque, Yadira Ferrer, Anibal Tobón, Juan M. Mendoza, Marcos Cordero, Rafael Suarez, Gustavo Borges Revilla, Maroa reyes y Luis Cedeño le ha dado forma de libro convencional.

Respecto al título de esta especie de introducción, la advertencia tiene que ver con la forma, y la aclaratoria con el fondo. Advertencia: en vista de que muchos de estos trabajos provienen directo de la oralidad es natural que le hagan honor y concesiones al ritmo oral, al lenguaje oral, a los códigos orales de la conversa, el contrapunteo y el mano-a-mano. Usted se perderá aquí una parte importante de ese sabroso discurseo oral y presencial, compuesto de muchos gestos, muchas sensaciones, interrupciones, giros, alzadas de voz, miradas y señas, mentadas de madre y tal. Pero aquí atrapará usted la otra parte esencial de la conversa, que es el sentido de la palabra, la idea resumida y despojada de comentarios al margen y cortes comerciales. Puede que de pronto le parezca que hay unas comas que deberían ir, que hay un punto y seguido que no está, unas pausas y unas velocidades que no le cuadran COMO LECTOR. Cuando lleguen esos párrafos, no los lea: escúchelos. Entrómpelos como oyente y no como lector; este es, en muchos de sus pasajes, un libro para ser oído. Así que párele un poco menos a la ortografía y a las reglas de la sintaxis y toda esa mariquera academicista y seudosabia, relájese y comprenda que este libro está escrito en un idioma remotamente parecido al que trajeron para acá los europeos hace 500 años, pero que hoy no es exactamente “eso”. Esto no es castellano: es lengua de gentes en exploración de sus rebeldías.

Y la aclaratoria: la otra mitad “legible” de este libro es un compendio de artículos, reflexiones, propuestas, construcciones y provocaciones de El Cayapo, así que no se extrañe si de pronto le pasa el ojo a unas líneas y una vocesita adentro le indica “Epa, esta verga la leí yo antes”; lo que pasa es que muchos materiales aparecieron antes en el periódico ese horroroso que uno puede desdoblar pero no volver a doblar. Es, en cierta forma, un auto-plagio, y va que chuta porque todas las obras del “saber universal”, la historia del pensamiento y toda esa paja enciclopédica son también plagios, pero no auto-plagios como este sino robos descarados de la gente “culta” en contra de soñadores y poetas pobres y anónimos.

Una vez usted comprende que las ideas no tienen dueño (allá los que creen en derechos de autor y criterios de autoridad) ya le será más fácil asimilar que la cultura, los saberes e ignorares no tienen precio, no se compran ni se venden, no son una mercancía.

La mitad de la calle es el lugar exacto de este decir

Individuas e individuos, agremiados o no, Gremios de todos los signos, símbolos, colores, oficios, religiones, intereses, militantas y militantes de cuanto partido de pensamiento único ha parido este universo; filósofas y filósofos de cuanta creencia ha querido explicar y justificar la hijoeputés del trabajo esclavo; científicos y científicas, alabantes de la narco guerra y los laboratorios traficantes de la enfermedad y el hambre; usuarios y usuarias de todo tipo de vainas u objetos; adoradores y adoradoras de cuanto fetiche tiene este mundo; compradores y compradoras de cuanta mierda se vende y se compra en este planeta copado por la cultura capitalista.

Por medio de este escrito inicial queda advertido, que todo aquel que entre a este libro creyendo que es una alabanza al gobierno y sus hechuras, será atropellado por una gandola de setenta y dos ruedas y le serán escachapados los dientes y la lengua. Pero si a ustedes, sean quienes sean, se les ocurriera, despotricar, maldecir y culpar de todos los males habidos y por haber al comandante Chávez y sus hechuras, entonces a ustedes les ocurrirá exactamente lo mismo que a los anteriores, pero por partida doble, porque este libro no nació para el ejercicio de prácticas chismosas, perpetuadas en miles de años de la existencia de las culturas poderosas. Este libro no busca corregirle la plana a nadie, no es una receta, no es una solución, sólo es una interrogante que nos hacemos como parte de un pueblo que tiene quinientos años de vivir pensado por otros y que considera que en tiempos revolucionarios debemos y estamos obligados a ser nosotros.

Este libro no está pidiendo ni proponiendo soluciones mágicas, ni mucho menos quiere recargar de trabajo a quien con su equipo tiene la tarea histórica de coordinar el entierro de la cultura capitalista y nosotros acompañarlo con pico, pala, corazón y conciencia para acelerar el entierro de lo fallecido.

Las conversas realizadas y resumidas en este libro son el producto de quinientos años de los pobres no pensarnos colectivamente. Buscamos, sí, desprendernos de todo ese boato de los intelectuales académicos o no, que en este planeta sólo avalan el hacer poderoso, justificado en el conocimiento que sirve a la explotación. Y no estamos hablando de un bando o de otro, de una ideología o de otra, a todos los estamos metiendo en un mismo saco, porque todos provienen de allí, de la misma raíz que originó a la cultura capitalista.

En estas letras expresamos con toda claridad la necesidad de someter a la hoguera revolucionaria todas las ideologías, todas las filosofías, y las que salgan fortalecidas nos servirán para construirnos como pueblo.

Aquellos que desde la excepción crean que ellos no, les diremos que también, porque la honestidad no es un hecho de uno, es de todos o no es. Porque el uno es la muestra bien pagada para el engaño de las mayorías empobrecidas.

Este libro estará al servicio de todas aquellas personas, que reconociéndose culturalmente capitalistas, están intentando un desprenderse de esta cultura, y de todas las ideologías existentes, gente que busca en su proceso de separación, la soledad para encontrarse con las demás personas, gente que se restriega el cerebro, que se despegosta la miseria mental, que se estruja las ideologías para deslumbrarse, para encandilarse, y con su gaguería, con su torpeza de recién nacido, salir con todo el cuerpo desnudo al encuentro del arte, y nos referimos al asombro en colectivo, no de lo que sirve a las putas y putos para venderse al mejor postor en nombre de sus copias aprendidas en escuelas de maestros castrados y frustrados por los códigos capitalistas, nos referimos al que produce la interrogante desde la humildad, la que haga posible la otra cultura.

Este libro es un comprimido de las muchísimas conversas ocurridas en el marco del primer encuentro mundial de los ignorares, iniciado el año del cayapo, y su objetivo es continuar promoviendo esas conversas por todos los medios a su alcance.

Estamos en tiempo de revolución y la mitad de la calle es el lugar exacto de este decir.

El último individuo O cuando no estaremos, ni ustedes tampoco

Nosotros como pobres tenemos que revisar la historia para entender ¿cómo se valora un pescador, un albañil, un campesino, un herrero, un carpintero?, si cuando le muestras un cuadro histórico, los que aparecen son personas blancas bien vestidas. Una señora que lava y plancha, ¿Cómo se valora? si los modelos que tiene de la sociedad son los burgueses que la ponen a lavar y planchar, no se pueden valorar, porque no tienen un modelo propio.

La cultura por construir, debe valorar a quienes trabajan y no a quienes disfrutan el producto del trabajo. La cultura predominante en todos los tiempos, ha preponderado siempre al mas fuerte, al héroe, a la flojera, como distinción, las élites han odiado al trabajo y como consecuencia a quienes lo ejercen; es por ello, que prevalidos de la fuerza, han creado mecanismos que separan a una clase de otra. La cultura por pensar, tiene como tarea, crear los mecanismos que hagan posible la eliminación de ese hecho.

Nosotros tenemos que elaborar nuestra propia historia. Una serie de claves que están allí, desde que llegaron los europeos hasta ahorita, que uno las va revisando y dice toda esa vaina es inconsistente. Tanto los de la derecha como los de la izquierda, te hablan de un Guaicaipuro que dirige veinte mil hombres y te llegan hasta decir de cuarenta mil soldados, ¿te imaginas un hombre que dirige un ejército de cuarenta mil soldados y que lo terminan matando solo en una choza quemado por cuatro tipos, en una velada historia de traición?, que diferencia tiene ésto con la película de “Rambo” ¿No tenía un cuartel, un hombre que dirigía a cuarenta mil? Es toda una ciudad que tienes que tener, para mantener armados a cuarenta mil soldados. Cuando hablas de cuarenta mil o de veinte mil soldados, con conocimiento pleno del territorio, y sacas la cuenta de cuántos españoles habían aquí, entonces dices, que los españoles son unos héroes arrechos, que jodieron a ese coñazo de indios, y no se habla de la verdadera historia del crimen y el saqueo; porque no es lo mismo que un bandido cuente que se enfrentó a cuatro bandidos bien armados y los venció a todos, a que cuente que él y cuatro más, entraron a una choza y mataron a una anciana, a unos niños y violaron a una mujer y se robaron una mano de topocho, (porque de paso los españoles nunca pasaron, según la historia oficial, de ochenta a trescientos hombres en sus incursiones) Cuando revisas los datos históricos de cuantas personas venían por barco, que no eran más de cuarenta personas por barco, te das cuenta que es un grandísimo mojón, todo ese coñazo de gente combatiendo, todo ese poco de indios y Guaicaipuro con dos metros; esas vainas a lo único que contribuye es a quitarte la capacidad de lucha, que puedas tener como pueblo, te avergüenza. Eso tenemos que investigarlo, tenemos que necesariamente decírnoslo como pueblo, para poder valorarnos. Mañana, es once de abril, el noventa por ciento de nosotros que participó en estos berenjenales, que hicimos la historia, no nos valoramos, no estamos preparado para sus conmemorativos. La comodidad de la clase media que dirige los medios del gobierno y deja hablar a los que a ella les da la gana, lo que le es más fácil, lo que le es más cómodo, lo que se parece y es como ella, cualquier tontera que esa persona diga es santa palabra, cero investigación ¿La gente que murió ahí no tenía familia, no tenían una historia, atrás de esa familia?, ¿qué están haciendo esas familias, cómo están viviendo?(¡ah! pero hay un micro en la televisión de un tipo clase media diciendo que él dirigió la resistencia en Puente Llaguno y lo sacaron ya en VTV, imagínate. ¿Cómo alguien dirigió eso? eso es mentira, eso no es posible, esa resistencia, quién la va estar dirigiendo; quién puede dirigir la esencia, el corazón de un pueblo) Pero como hay una historia burguesa con todos sus mecanismos, dispuestos para la exaltación del individuo y los agremiados; y nosotros quedamos para ser nombrados en las fechas patrias, como los extras en el relleno de la película, y no se trata de sustituir entrevistados ricos o clase media, por entrevistados pobres, se trata es de dar fuerza en este tiempo, al accionar de las mayorías. Está demasiado claro que el tiempo de los individuos pasó a un segundo plano; por ejemplo, si Chávez, que es el tipo que mejor expresa el sentimiento mayoritario, comienza a desviarse de ese camino, simple y llanamente la gente lo aparta; pudiéramos decir que Chávez es como el último de los individuos que está facilitando la transición entre la cultura individualista y la posible cultura colectiva, la que aun no ha sido discutida en su esencialidad.

Desmontar la historia burguesa, desde el presente y de ahí remontarnos al pasado, es una tarea en donde estamos obligados a inventar los métodos de investigación; incluso se puede tornar agradable ese trabajo, sobre todo si lo hacemos gente de los barrios y los campos en grandes grupos de investigación. Además tenemos la ventaja, de que entre todos, podemos sufragar los gastos, basta con que sepamos leer y escribir bien y tengamos nociones de espacio tiempo, volumen; sepamos medir y sacar cuentas, pero en su defecto podemos aprender por vía práctica, lo que hay es que tener la chispa, la voluntad, y sobre todo la conciencia de la importancia de esa tarea.

Es tan simple, tu vas por ejemplo con una cinta métrica, para la avenida Bolívar de Caracas y la mides (porque en ella fue donde los chavistas hicimos las grandes demostraciones de fuerza, las grandes concentraciones), tantos metros cuadrados tiene eso, multiplicaste ancho por largo y ya, metes la cantidad de persona que caben en un metro cuadrado, te va a dar casi con exactitud la cantidad de personas que de verdad llegaron, y eso desmonta la gran mentira de los dos millones de personas, así como también desmonta la gran mentira de los escuálidos,que decían tener cuatro millones, porque la vaina más grande que concentra gente es la avenida Bolívar de Caracas y los únicos que la llenamos hasta los tequeteques, fuimos los chavistas y rebasábamos las avenidas aledañas, cada vez que Chávez hablaba; porque los escuálidos jamás pudieron, por la simple razón de que nunca movieron tanta gente, con la salvedad del once de abril que fue la culminación de su plan golpista y pudieron mover a sus disciplinadas huestes. De acuerdo a lo que uno sospecha, más o menos visionando el tamaño de esa avenida, ahí no había más de ciento cincuenta mil personas, desbordada y todo las avenidas. Los escuálidos lo más que llegaron a reunir, en sus concentraciones fuertes, fue un promedio de cuarenta mil personas, eso te va a decir con exactitud el pasado.

Si nosotros no desmontamos como pueblo esa idea, de lo magno de una historia, que no la puedes asir, porque está muy lejana, porque es muy poderosa, porque no es controlable por nosotros, como obrero, albañil, carpintero, lavadora o planchadora, siempre nos dará la impresión de que eso es para estudiosos, para tipos arrechos, y jamás podremos valorarnos como colectivo en acción, sino que siempre tendremos que depender de los líderes por siempre. De tender ese manto de misterio, se han encargado los poderosos, porque eso les preserva el poder, sobre nosotros las mayorías.

La idea es que asumamos como colectivo, ese tipo de trabajo; que individualmente, por nuestras limitaciones, no nos es posible realizar, o si los realizamos, los costos son muy altos. Lo importante es entender, que juntos no es complicado; que no se requiere ser académico, que no se requiere ser un erudito, o sabio, que no se requiere ser nada de esas cosas, nosotros lo podemos hacer, de manera muy sencilla. Por ejemplo, un grupo que averigüe ¿Cómo era el tamaño de los barcos hace quinientos años, cuántos cabían, quiénes viajaban, por qué viajaban, cuánto duraba el viaje, qué comían? entonces, desmontar todo ese mojón; incluso desmontar el peo de los gremios indígenas, de los gremios de negros, de los gremios mujeres, todo tiene que ser desmontado. La gente del IVIC dijo que la mayoría en Venezuela éramos de descendencia hispánica, eso es verdad hermano, porque los españoles acabaron con los indígenas, a los africanos no se les permitía acostarse con blancas y fueron concentrados en los centros de producción de los dueños, y cuando se fugaban sólo conseguían refugio en las birongueras o cumbes, o palenques controlados por sus iguales, cuando mucho se relacionaban indios con negras, negros con indias, mientras que los españoles se cogían a quien les daba la gana, además de que podían viajar por todo el territorio y poblar lo que les diera la gana y quien se les oponía, lo mataban.

Este era un territorio casi despoblado, hermano; los tipos vinieron y asesinaron a todo el que había, sólo se salvaba el que huía, o los que se dejaban esclavizar, así de simple, todo el que consiguieron lo mataron, violaron, jodieron, eso fue lo que hicieron los europeos aquí, no vinieron a construir, vinieron inicialmente fue a robar, a matar, a saquear y después se instalaron ellos. Ellos vinieron a repetir lo único que sabían, ser invadidos y esclavizados, en toda su historia.

Mientras nosotros sigamos en la trampa de defender gremios, que si afrodescendientes, indiodescendientes, blancodescendientes, europodescendientes, mujeresdescendientes, hombresdescendientes, obrerosdescendientes; vamos a terminar descendiendo al foso de la esclavitud más profunda, con todas esas divisiones y atomizaciones, que sólo remachan la explotación y con ello, a la cultura capitalista.

La tarea de los juntos en este tiempo revolucionario, no está en gremializarse y defenderse, está en tomar la ofensiva, que pasa por descubrir nuestros orígenes realmente; no desde el mito y la leyenda del poderoso, sino desde la realidad de la explotación. No es posible que nos sigamos manejando con cifras extraídas de los Archivos de Indias, cifras abultadas o reducidas, de acuerdo con la conveniencia del asesino; toda esa confusión de cifras y hechos, no permiten que sepamos, a ciencia cierta, qué fue lo que pasó, sino que la repetimos e incluso inventamos, de acuerdo a la conveniencia del gremio, de ahí es que tenemos un Guaicaipuro con cuarenta mil hombres en armas, sin medir el tamaño o grado de desarrollo, del modo de producción, para ese momento, o que si trajeron millones de negros, sin importar el tamaño de los barcos y sus dificultades al viajar, por los océanos, el tiempo de viaje y los costos, Nosotros estamos obligados, a no mentirnos con la historia que estamos viviendo; porque de ello depende el cambio.

No podemos seguir sosteniendo como proletarios, la historia de la burguesía, ni construir la nuestra a partir de sus motivaciones; porque si no, no podemos realizar la que nos corresponde. Nosotros somos una construcción burguesa, no a la inversa, nada de lo que ha hecho la historia burguesa, nos beneficia, así la publicidad lo diga y lo remache la escuela y la iglesia; véalo por donde lo vea, sólo hemos sido y somos, un instrumento más en la historia de la burguesía; búsquelo por donde lo busque es así.

La idea es tratar de hacernos historia, (verdad histórica)de hacernos dibujo, de hacernos palabra, de hacernos poema, de hacernos cine y video y canciones, de hacernos el arte transformador de la realidad; para proponer otra forma de vida, para no repetir el poder, para deshacernos del miedo, del hambre y la ignorancia; que nos vuelve poderosos, los unosunas contra los otrosotras. Es de ahí de donde se ha de construir la otra historia, en donde ya nosotros tampoco estaremos, cuando desaparezca el capitalismo como cultura.