Señores de la empresa superproductiva, de la información desinformante, dictadores de la iglesia, acomodados diputados, dogmáticos de partidos, amorfos gobernantes, políticos acéfalos, militares, agentes policiales institucionales-represivos, reproducidos intelectualesloros seudoeuropeos, seudojaponeses, seudogringos, seudonada, cuadrados académicos, aislados y nebulosos universitarios, integrantes y dueños de gremios y géneros y raza y colores y mujeres y hombres indios o indígenas, todos productores consumidores extremados en la angustia, pedidores de más productividad sin saber qué, ni cómo, ni cuándo, ni con qué, en fin señores sindicalistas, levanta manos de señores empresarios y viceversa.
Todos ustedes, (nosotros) dueños y esclavos modernos, individuos e individuas con o sin conciencia, de los acontecimientos, en plena globalización o muerte de la cultura capitalista, les avisamos que es con la venia de ustedes, e independiente de ustedes, que está ocurriendo la revolución, en la cual participan denodadamente, unos por cambiar y otros porque no ocurra el cambio, pero defiendan lo que defiendan, estén seguros que su accionar en la revolución, contribuirá como un grano más, como un sudor, como una risa; a perfilar un planeta del que aun no formamos parte; de carne, hueso y sangre, que ha de dolernos como las heridas, no dramático, no cuadrado, no cobarde; ni nominal, de escudo, bandera, himno y fecha patria, de instituciones cascarón; sino ese que nombramos y nos nombra, con alegría o con llanto, pero en pleno, con todos, sus ríos y montañas y lagos y llanos y costa, pleno de otros animales, sintiéndolo caminar en los pies de los juntos, sabiendo que será algo más que positivo o negativo, tuyo o mío, un planeta hecho por todos y sobre todo, para vivir todos sin dueños.
Porque un país o planeta, no debe ser el hato, la mina, la fábrica o la nómina particular, de alguien.
Vengo a bañarme de nosotros
los que cargamos los alambres y las fábricas a cuestas.
Vengo a teñirme de estos colores, de esta risa y de este llanto
toda la vida compartida.
Vengo a escucharnos en los cantos
que nos nombran tal y como somos en lo íntimo
En lo que jamás entregaremos al trabajo esclavo.
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